No lo entiendo. Piratas del Caribe iba bien.En La Maldición de la perla negra se presentaban unos personajes de los más atractivos (y eso que los bucaneros parecían pasados de moda), Johnie Depp estaba que se salía construyó un personaje que caía simpatico por sus gestos por su forma de mirar. Keira Knightley no se quedó con el mero papel de chica que debe ser rescatada sino que era uno de los hilos que hacía avanzar la acción, además de ofrecer un personaje femenino valiente y duro en un mundo rodeado de hombres. Incluso Orlando Bloom, que no me entusiasma mucho, era convincente aunque su cara siempre fuera la misma.
Con El cofre del hombre muerto realmente se lucieron. Ya no solo por la cantidad de acción que recorría el film (cosa que hace que muchos desprecien esta segunda parte) sino por la introducción de elementos que se encuentran en las novelas de piratas empezando por el barco del H0landés Errante hasta las canciones a favor del ron. La invención del calamar ese llamado Davie Johns y el kraken era un toque más exagerado, pero se le perdonaba, porquie la historia tenia cierta lógica. Aunque es cierto que ese final abierto empañaba lo visto anteriormente. Porque no nos engañemos. A nadie le gusta que le dejen a medias.
Pero bueno El cofre... prácticamente obligaba a ver esta En el fin del mundo. Y aquí está el error. En este tercer film. Donde, además de desaparecer casio por completo durante la mayor parte del metraje el capitán Sparrow, la acción que caracterizaba a esta película brilla por su ausencia. Y es que no nos engañemos, quien va a ver Piratas del Caribe no busca que le cuenten historias, sino que le entretengan. Pero con estas largas y enrevesadas fábulas de un límbo bajo nuestros pies, y una muerta entre los vivos (que por la cara que hacía ya se veía venir) no hay quien trague. Porque se han hecho la picha un lío, que resurja Depp como sesa, pero al menos que lo haga rápido, que la muerta viva si quiera, pero que se explique mejor toda su historia rara, para que la acción reaparezca rápido y no la concentren en los últimos 20 minutos.
Es una pena que esta trilogía tenga que acabar así, con una tercera entrega que se recordará por la aparición de Keith Richards como papá de Sparrow y no como un gran final para lo que parecía ser un gran resurgir pirata.
Suerte que una semana después de ver a los piratas pude ver a Fincher, pero ese es otro tema)
Joan Colás
lunes, 4 de junio de 2007
CELEBRACIÓN AL REY DEL CUERPO…
Triumph of a Heart
Björk
Director: Spike Jonze
Björk
Director: Spike Jonze
El motor en la creatividad de Björk es imparable.
No satisfecha con entregar periódicamente sus discos inéditos, la cantante islandesa crea en torno a ella toda una estrategia mercadológica que mantiene en constante papel de consumo a sus fieles seguidores: si no son lados B, son pequeñas entregas de inéditos, videoclips, ediciones especiales y un interminable etcétera.
Prueba de ello es el videoclip de Triumph of a Heart, que no sólo es una joya trabajada por uno de sus constantes directores Spike Jonze, sino que además es una nueva versión del tema original incluido en su disco "Medulla" (2004).
Rodado, en parte, en un bar islandes llamado Sirkus, el videoclip recrea una fiesta en la que fue grabada una versión Lo-Fi con la que se hizo un nuevo montaje de sonido exclusivamente para el videoclip. Mezclado por el ingeniero Valgeir Sigurdsson y Björk este tema es una versión inédita que sólo se encuentra en este formato.
Tras un largo casting en el que fue requerida gente que hiciera sonidos con el cuerpo y con la voz, al que por cierto asistieron entre doscientas o trescientas personas –todo indica que no es difícil encontrar gente con estas características en un país como Islandia-, fueron elegidos los personajes que aparecen a cuadro.
Al empezar a trabajar la idea se pensó en invitar a músicos ya conocidos, como los Sigur Ros entre otros, sin embargo fueron en su mayoría conmunes islandeses, artistas de performance o no, los que participaron durante la grabación tanto del video como del nuevo audio.
Entre los únicos que figuraron como artistas invitados se encuentra el chico japonés llamado Dokaka, quien participó en la grabación en estudio de "Medulla"; uno de los cómicos de islandia más importantes que desde los 70 hacía grabaciones con sonidos ridículos hechos por él mismo, llamado Laddi; y un cantante de estilo tirolés llamado Marcus Anders.
Regreso a lo básico
Desde la concepción del disco "Medulla", Björk declaró estar interesada en regresar a lo básico: la voz. Spike Jonze parece no haber pasado por alto esta premisa ya que en el videoclip se encuentran varios detalles que hacen pensar en el regreso a lo básico la artista: una de las locaciones es una casa de campo de la familia de la cantante, el bar Sirkus es un lugar al que asiste comunmente junto con sus amigos –algunos de los cuales también aparecen en el video-, y el segundo protagonista del videoclip, un gato, es considerado un personaje fundamental dentro de la mitología islandesa.
Y es así como la música y el videoclip se ponen en manos de una celebración del rey del cuerpo, o como dice la propia Björk “una celebración del cuerpo de la función del corazón”.
No satisfecha con entregar periódicamente sus discos inéditos, la cantante islandesa crea en torno a ella toda una estrategia mercadológica que mantiene en constante papel de consumo a sus fieles seguidores: si no son lados B, son pequeñas entregas de inéditos, videoclips, ediciones especiales y un interminable etcétera.
Prueba de ello es el videoclip de Triumph of a Heart, que no sólo es una joya trabajada por uno de sus constantes directores Spike Jonze, sino que además es una nueva versión del tema original incluido en su disco "Medulla" (2004).
Rodado, en parte, en un bar islandes llamado Sirkus, el videoclip recrea una fiesta en la que fue grabada una versión Lo-Fi con la que se hizo un nuevo montaje de sonido exclusivamente para el videoclip. Mezclado por el ingeniero Valgeir Sigurdsson y Björk este tema es una versión inédita que sólo se encuentra en este formato.
Tras un largo casting en el que fue requerida gente que hiciera sonidos con el cuerpo y con la voz, al que por cierto asistieron entre doscientas o trescientas personas –todo indica que no es difícil encontrar gente con estas características en un país como Islandia-, fueron elegidos los personajes que aparecen a cuadro.
Al empezar a trabajar la idea se pensó en invitar a músicos ya conocidos, como los Sigur Ros entre otros, sin embargo fueron en su mayoría conmunes islandeses, artistas de performance o no, los que participaron durante la grabación tanto del video como del nuevo audio.
Entre los únicos que figuraron como artistas invitados se encuentra el chico japonés llamado Dokaka, quien participó en la grabación en estudio de "Medulla"; uno de los cómicos de islandia más importantes que desde los 70 hacía grabaciones con sonidos ridículos hechos por él mismo, llamado Laddi; y un cantante de estilo tirolés llamado Marcus Anders.
Regreso a lo básico
Desde la concepción del disco "Medulla", Björk declaró estar interesada en regresar a lo básico: la voz. Spike Jonze parece no haber pasado por alto esta premisa ya que en el videoclip se encuentran varios detalles que hacen pensar en el regreso a lo básico la artista: una de las locaciones es una casa de campo de la familia de la cantante, el bar Sirkus es un lugar al que asiste comunmente junto con sus amigos –algunos de los cuales también aparecen en el video-, y el segundo protagonista del videoclip, un gato, es considerado un personaje fundamental dentro de la mitología islandesa.
Y es así como la música y el videoclip se ponen en manos de una celebración del rey del cuerpo, o como dice la propia Björk “una celebración del cuerpo de la función del corazón”.
Lulú Sánchez
miércoles, 14 de marzo de 2007
Uma Americana em Paris
Embora seja bastante mais débil – do ponto de vista musical, uma vez que não é ela quem faz as suas canções – que qualquer um dos outros com quem anda a fazer furor, pois é apenas MC, a americana Uffie é a que mais tinta tem feito correr no último ano.
Chegou a Paris para visitar o pai, fez-se amiga do Mr. Oizo, começou a namorar o Feadz, e deu início à sua grande cruzada.
Com dois EPs lançados e várias colaborações em discos de outros artistas do selo ED BANGER RECORDS, Uffie pode dizer que, antes de chegar aos vinte anos, já tinha feito uma tour americana e superado os traumas do liceu.
É responsável por frases como "trying to make a pimp proud" e "and if you don’t enjoy the shit you can get outta here" ou ainda da mais famosa: "I’m ready to fuck". Desd’as Spice Girls que não se via tanto girl power.
Uffie descende directamente do Miami Bass, e movimenta-se bastante bem nas sonoridades electro e rap. Se tomarmos atenção ao que reclama como principal influência e virmos que estilos musicais contaminou [o Miami Bass], depressa chegamos à conclusão que Uffie e M.I.A. podiam ser comparadas e dadas como melhores amigas. Excepto que Uffie não está muito virada para a política… É mais do tipo miúda com os tomates no sítio, que diz o que lhe apetece e tem o espírito de uma riot grrrrl. Tem presença e garra, e no entanto uma aparência frágil.
Conta com Mr. Oizo, Feadz e SebastiAn para a produção dos seus temas, e enquanto não chega o álbum, previsto para meados de 2007, contentamo-nos com os maxis de "Pop the Glock/Ready" to "Uff e Hot Chick/In Charge", ambos lançados no ano passado, pela editora francesa ED BANGER RECORDS.
Não há dúvida que ter bons conhecimentos importa. E que o diga esta novíssima coqueluche da cena francesa.
Joana Barrios
Chegou a Paris para visitar o pai, fez-se amiga do Mr. Oizo, começou a namorar o Feadz, e deu início à sua grande cruzada.
Com dois EPs lançados e várias colaborações em discos de outros artistas do selo ED BANGER RECORDS, Uffie pode dizer que, antes de chegar aos vinte anos, já tinha feito uma tour americana e superado os traumas do liceu.
É responsável por frases como "trying to make a pimp proud" e "and if you don’t enjoy the shit you can get outta here" ou ainda da mais famosa: "I’m ready to fuck". Desd’as Spice Girls que não se via tanto girl power.
Uffie descende directamente do Miami Bass, e movimenta-se bastante bem nas sonoridades electro e rap. Se tomarmos atenção ao que reclama como principal influência e virmos que estilos musicais contaminou [o Miami Bass], depressa chegamos à conclusão que Uffie e M.I.A. podiam ser comparadas e dadas como melhores amigas. Excepto que Uffie não está muito virada para a política… É mais do tipo miúda com os tomates no sítio, que diz o que lhe apetece e tem o espírito de uma riot grrrrl. Tem presença e garra, e no entanto uma aparência frágil.
Conta com Mr. Oizo, Feadz e SebastiAn para a produção dos seus temas, e enquanto não chega o álbum, previsto para meados de 2007, contentamo-nos com os maxis de "Pop the Glock/Ready" to "Uff e Hot Chick/In Charge", ambos lançados no ano passado, pela editora francesa ED BANGER RECORDS.
Não há dúvida que ter bons conhecimentos importa. E que o diga esta novíssima coqueluche da cena francesa.
Joana Barrios
sábado, 10 de marzo de 2007
Divinidad de neon
Arcade Fire no cede un paso para dejar de admirarle.
La segunda entrega de la agrupación fundada en Montreal ya está en los estantes de venta bajo el nombre Neon Bible, que en cuanto a calidad e innovación sonora parece que honrará el éxito que lograron con su primer LP denominado "Funeral".
Los halagos de Bowie y un largo listado de estrellas musicales esta vez no serán novedad. Quizá sea hasta excesivo nombrarlos mientras se desperdician palabras para reconocer la exquisitez con que se dio vida a esta nueva pieza que confirma que el éxito planetario en estos tiempos no se contrapone con ser una banda de culto.
La segunda entrega de la agrupación fundada en Montreal ya está en los estantes de venta bajo el nombre Neon Bible, que en cuanto a calidad e innovación sonora parece que honrará el éxito que lograron con su primer LP denominado "Funeral".
Los halagos de Bowie y un largo listado de estrellas musicales esta vez no serán novedad. Quizá sea hasta excesivo nombrarlos mientras se desperdician palabras para reconocer la exquisitez con que se dio vida a esta nueva pieza que confirma que el éxito planetario en estos tiempos no se contrapone con ser una banda de culto.
Etiquetado como indie-rock-pop-alternativo, el septeto no abandona su sonido de orquesta triunfal, magestuosa y fúnebre que continúa con su exploración por la estructura de sonidos progresivos y rememora, en esta ocasión, algo del rock and roll clásico, gospel, soul y blues.
Si bien el primer álbum estaba conformado por múltiples capas sonoras entrelazadas con la estela de buenas vibraciones que deja la muerte en la vida, en esta ocasión dejan el dedo en el renglón, pero añadiendo aventuras instrumentales, sonoras y temáticas.
Si bien el primer álbum estaba conformado por múltiples capas sonoras entrelazadas con la estela de buenas vibraciones que deja la muerte en la vida, en esta ocasión dejan el dedo en el renglón, pero añadiendo aventuras instrumentales, sonoras y temáticas.
Excitados e inspirados por aprender a usar nuevos instrumentos se traspasaron órganos, árpas, guitarras, acordeones, mandolinas, violas, violines, violonchelos, ukeleles y hasta una reliquia medieval llamada hurdy gurdy.
Buscaron hasta en los rincones de sus casas el espacio en el que mejor sonaran algunos de los instrumentos. Así que no fue sólo en una iglesia de Quebec –que compraron para convertirla en su estudio base- donde alimentaron el archivo instrumental para este disco. Encontraron que en la sala de estar de la casa de Regine se escuchaban bien los sonidos de las percusiones. También otro par de iglesias en Canadá, estudios en Nueva York y Budapest (donde se grabó la sesión de orquesta y los coros del tema Neon Bible), fueron otras de las locasiones.
La tinta de Arcade Fire no deja de correr en un dormitorio o frente al mar, espacios confesos para el trabajo de los autores de las letras y fundadores de la banda, Réggine Chassagne y Win Bugler.
En esta ocasión tratan tópicos como la guerra y el consumismo. Pero el halo de la muerte sigue presente, como el del éxito que dejó su primer álbum, en el que los temas eran cartas de despedida para sus seres queridos muertos.
La tinta de Arcade Fire no deja de correr en un dormitorio o frente al mar, espacios confesos para el trabajo de los autores de las letras y fundadores de la banda, Réggine Chassagne y Win Bugler.
En esta ocasión tratan tópicos como la guerra y el consumismo. Pero el halo de la muerte sigue presente, como el del éxito que dejó su primer álbum, en el que los temas eran cartas de despedida para sus seres queridos muertos.
Un exquisito regalo es la versión definitiva de “Intervention”, que eriza la piel aún más que cuando lo hacía antes de quedar grabada en un disco. Está enriquecida. El piano fue sustituido por un órgano que suena a eclesiastico. A divino. Como una biblia de neón.
El verano en directo…
A pesar de que los foros pequeños han sido los preferidos por Arcade Fire para mostrar en vivo su música, en España serán las grandes tarimas las que reciban el estreno de Neon Bible en directo.
El verano en directo…
A pesar de que los foros pequeños han sido los preferidos por Arcade Fire para mostrar en vivo su música, en España serán las grandes tarimas las que reciban el estreno de Neon Bible en directo.
El Summercase de este año ya los anuncia como parte del cartel.
¿Preparados para ver al septeto –y los cuatro músicos más que se acoplan en los directos- en acción?
¿Preparados para ver al septeto –y los cuatro músicos más que se acoplan en los directos- en acción?
Lulú Sánchez
Glastonbury añora a Glastonbury
Lo que fuera un sitio sagrado para sacerdotes celtas, cuña del cristianismo en el país anglosajón, transformado en local de culto a la música psicotrópica, las drogas, la libertad sexual y todo imaginario de la cultura hippie. En el inicio de su documental, Glastonbury, Julian Temple muestra la mística del local donde, hace más de 30 años, se realiza uno de los más conocidos festivales musicales al aire libre de Inglaterra.
Imágenes de ayer y de hoy y de todas esas décadas invitan el espectador a llegar, armar su carpa y empezar el viaje a través de la historia del festival. La opción del director es encadenar pasado y presente. El arma es el contraste irónico y la progresión histórica obtenida es una lección del más puro capitalismo salvaje. O cómo transformar un happening hippie en un conglomerado empresarial en tres décadas.
Temple muestra los primeros eventos, marcados por el idealismo y la falta de recursos. Por el lema de paz y amor, por la aproximación a la naturaleza y sus bucólicas vaquitas y por el evidente rechazo de los locales, formales campesinos, indignados con el “amor libre” y sus seguidores. Y pasa a los días de hoy, cuando el festival toma proporciones gigantescas, las grandes marcas invaden el espacio, las medidas de seguridad recuerdan al Muro de Berlín, la organización visa el lucro y el público ya olvidó el buen rollito de naturaleza y amor y sólo quiere satisfacer sus fantasías hedonistas.
Pero ni todo es ruina espiritual y ascensión del dios de la moneda. Siguiendo la inevitable transformación que se desarrolla ante sus ojos fascinados, el espectador revive los momentos y conciertos más interesantes de Glastonbury, se ríe de la gente que enfrenta el lodo e inundaciones, acompaña actuaciones de estrellas como David Bowie, Björk, Morrisey, Pulp o Radiohead y entiende, oyendo las decenas de entrevistas del público, porque Glastonbury aún es especial.
Liana Rocha
Imágenes de ayer y de hoy y de todas esas décadas invitan el espectador a llegar, armar su carpa y empezar el viaje a través de la historia del festival. La opción del director es encadenar pasado y presente. El arma es el contraste irónico y la progresión histórica obtenida es una lección del más puro capitalismo salvaje. O cómo transformar un happening hippie en un conglomerado empresarial en tres décadas.
Temple muestra los primeros eventos, marcados por el idealismo y la falta de recursos. Por el lema de paz y amor, por la aproximación a la naturaleza y sus bucólicas vaquitas y por el evidente rechazo de los locales, formales campesinos, indignados con el “amor libre” y sus seguidores. Y pasa a los días de hoy, cuando el festival toma proporciones gigantescas, las grandes marcas invaden el espacio, las medidas de seguridad recuerdan al Muro de Berlín, la organización visa el lucro y el público ya olvidó el buen rollito de naturaleza y amor y sólo quiere satisfacer sus fantasías hedonistas.
Pero ni todo es ruina espiritual y ascensión del dios de la moneda. Siguiendo la inevitable transformación que se desarrolla ante sus ojos fascinados, el espectador revive los momentos y conciertos más interesantes de Glastonbury, se ríe de la gente que enfrenta el lodo e inundaciones, acompaña actuaciones de estrellas como David Bowie, Björk, Morrisey, Pulp o Radiohead y entiende, oyendo las decenas de entrevistas del público, porque Glastonbury aún es especial.
Liana Rocha
viernes, 2 de marzo de 2007
Glastonbury desde dentro
"Glastonbury", la última película de Julien Temple, no se ciñe a las actuaciones musicales que han pasado por sus escenarios a lo largo de sus 35 años de intensa vida, sino que nos quiere hacer sentir el espíritu del festival a través de la experiencias real de la gente normal, del público. El hilo conductor de las imágenes es el agricultor Michael Eavis, que fundó y sigue dirigiendo este peculiar encuentro musical. Eavis explica que una de las claves del éxito del certamen es el lugar donde se ubica: el valle de Avalon (suroeste de Inglaterra), un lugar que para él es sagrado y mítico, ya desprende una atmósfera de extraña llena misterio y espiritualidad.
La idea de montar el festival se le ocurrió al propio Eavis cuando asistió al Festival de Blues de Bath (sur de Inglaterra), y decidió organizar algo similar en su propia granja – de 280 hectáreas- donde los asistentes a los conciertos disfrutaran de la música además de comprar productos de su granja. El evento no se ha realizado cada año desde 1970, ya que ha sido cancelado en varias ocasiones por problemas de delincuencia y daños al medio ambiente. Eavis reunió la primera vez a más de dos mil personas. Lo que hace treinta años nació como una congregación de hippies mayoritariamente británicos, que consiguió contar con artistas de la talla de David Bowie, hoy es una cita internacional que reúne a las mejores bandas de rock y pop del momento (salen en el documental pequeños fragmentos de actuaciones de grupos como Chemichal Brothers, Primal Scream, New Order, Morrissey, Coldplay, Pulp o Bjork).
Cuando Temple decidió que quería hacer una película acerca de Glastonbury tenía claro que no quería hacer un documental periodístico al uso, sino que su intención desde el principio era captar la esencia de porque cada año miles personas de lugares diferentes, de tribus diferentes, de culturas diferentes, buscan la emoción de escuchar música en directo entre las colinas de un valle milenario. Y para eso el director hizo un llamamiento a los videoaficionados que habían acudido al festival para que le enviaran sus tomas. De esa forma, se aseguraba que el documental no se realizara desde el punto de vista de los periodistas o de los artistas, sino que fuese desde la mirada de los asistentes, de los fans. Pero las previsiones de Temple fueron desbordadas por completo llegando a recapitular 54.000 minutos de filmación. El director ha realizado una selección de todo este material y las ha mezclado con algunas tomas tomadas por el propio Temple, y con imágenes cedidas por la BBC de algunos de los conciertos más representativos.
"Glastonbury" refleja también la otra cara de los festivales multitudinarios; su organización. Como y donde ubicar a los miles de asistentes cuando van llegando, como sitúan en las tiendas de campaña, la suciedad que genera un festival de esas dimensiones y como se limpian las instalaciones, las actividades paralelas que realizan los asistentes. La seguridad también es uno de los temas que plasma el reportaje. Se da la paradoja que antes la policía actuaba como represión y ahora se dedica a que nadie se cuele en las instalaciones. En los 70 la gente asistía al festival para huir de la censura buscando un lugar donde estaba más libre; el festival era un símbolo político en la lucha por las libertades y tomaban drogas como experimentación. En la actualidad se ha despolitizado totalmente. La gente escapa de la rutina diaria, van al festival a desconectar y a disfrutar, y la droga no es más que otra forma de evasión. Con "Glastonbuy", Julien Temple ha ganado el 4º Festival de Cine Documental musical de Barcelona (In-edit) en la sección oficial internacional.
Jesús Palacios
La idea de montar el festival se le ocurrió al propio Eavis cuando asistió al Festival de Blues de Bath (sur de Inglaterra), y decidió organizar algo similar en su propia granja – de 280 hectáreas- donde los asistentes a los conciertos disfrutaran de la música además de comprar productos de su granja. El evento no se ha realizado cada año desde 1970, ya que ha sido cancelado en varias ocasiones por problemas de delincuencia y daños al medio ambiente. Eavis reunió la primera vez a más de dos mil personas. Lo que hace treinta años nació como una congregación de hippies mayoritariamente británicos, que consiguió contar con artistas de la talla de David Bowie, hoy es una cita internacional que reúne a las mejores bandas de rock y pop del momento (salen en el documental pequeños fragmentos de actuaciones de grupos como Chemichal Brothers, Primal Scream, New Order, Morrissey, Coldplay, Pulp o Bjork).
Cuando Temple decidió que quería hacer una película acerca de Glastonbury tenía claro que no quería hacer un documental periodístico al uso, sino que su intención desde el principio era captar la esencia de porque cada año miles personas de lugares diferentes, de tribus diferentes, de culturas diferentes, buscan la emoción de escuchar música en directo entre las colinas de un valle milenario. Y para eso el director hizo un llamamiento a los videoaficionados que habían acudido al festival para que le enviaran sus tomas. De esa forma, se aseguraba que el documental no se realizara desde el punto de vista de los periodistas o de los artistas, sino que fuese desde la mirada de los asistentes, de los fans. Pero las previsiones de Temple fueron desbordadas por completo llegando a recapitular 54.000 minutos de filmación. El director ha realizado una selección de todo este material y las ha mezclado con algunas tomas tomadas por el propio Temple, y con imágenes cedidas por la BBC de algunos de los conciertos más representativos.
"Glastonbury" refleja también la otra cara de los festivales multitudinarios; su organización. Como y donde ubicar a los miles de asistentes cuando van llegando, como sitúan en las tiendas de campaña, la suciedad que genera un festival de esas dimensiones y como se limpian las instalaciones, las actividades paralelas que realizan los asistentes. La seguridad también es uno de los temas que plasma el reportaje. Se da la paradoja que antes la policía actuaba como represión y ahora se dedica a que nadie se cuele en las instalaciones. En los 70 la gente asistía al festival para huir de la censura buscando un lugar donde estaba más libre; el festival era un símbolo político en la lucha por las libertades y tomaban drogas como experimentación. En la actualidad se ha despolitizado totalmente. La gente escapa de la rutina diaria, van al festival a desconectar y a disfrutar, y la droga no es más que otra forma de evasión. Con "Glastonbuy", Julien Temple ha ganado el 4º Festival de Cine Documental musical de Barcelona (In-edit) en la sección oficial internacional.
Jesús Palacios
jueves, 1 de marzo de 2007
Glastonbury: una experiencia única en comunidad
Un festival musical reúne muchos más ingredientes que no sólo las estrictas actuaciones que componen su cartel. "Glastonbury The Film" da fe de ello. Julien Temple, su realizador, impregna la cinta del ambiente y del espíritu que han envuelto el evento durante estos últimos treinta años. La mejor manera de hacerlo: mostrar imágenes significativas sin intervención ninguna de voces en off. Hasta aquí de acuerdo. Sin embargo, se hubiera agradecido el uso de rótulos informativos que situaran al espectador respecto a espacio, tiempo y protagonistas, y alguna que otra poda de imágenes superfluas y redundantes que no aportan información nueva. El film se abre y se cierra dentro de la lógica temporal. Arranca con la llegada a la gran explanada y concluye con el abandono masivo del festival y la vuelta a casa. Temple toma como hilo conductor del documental las declaraciones del organizador, Michael Eavis, que va marcando algunos de los temas principales tratados, como por ejemplo los problemas que se encuentran con las autoridades y los permisos, la complejidad del sistema de seguridad o las lluvias sufridas durante algunas de sus ediciones. Al discurso principal de Eavis se van cosiendo imágenes de los fans que acuden al festival, declaraciones de los mismos, pequeños retales de actuaciones (como las de David Bowie, Björk, Prodigy, Blur, Beck o The Kinks, entre otros), de la diversidad de espacios y algunos planos de los trabajadores de la organización en plena faena.
Mediante fundidos encadenados, el director muestra imágenes actuales de gruppies y otras más antiguas para poner de relieve el denominador común de todos aquellos que han pasado por Glastonbury: el gusto por la música, y que todos ellos conforman lo que podríamos llamar el espíritu de una cultura de la juventud (a pesar de que algunos superen la treintena).
El compromiso con causas políticas pierde peso edición tras edición y se va despolitizando el espacio. Pero al mismo tiempo que se despolitiza se tecnologiza. El montaje mediante imágenes de contraste funciona en este caso. Mostrar a un virtuoso de la guitarra enchufado sólo a un par de cables resalta con la explosión tecnológica y performativa de Prodigy. La narrativa audiovisual del realizador utiliza también la escenificación. La letra de alguna de las canciones de los intérpretes (I want to sleep like common people de Pulp) se ilustra gráficamente mediante imágenes (planos de gente durmiendo), consiguiendo una sensación de narración perfectamente concatenada.
Momentos de subidón de las drogas, mostrados a través de una cámara desenfocada y temblorosa, hasta en algunos casos subjetiva, pasando por despertares resacosos y momentos casi circenses muestran a la perfección que se trata de experiencias únicas pero compartidas, y que conforman aquello a lo que he convenido a llamar la cultura de la juventud.
María Elena Vallés
Mediante fundidos encadenados, el director muestra imágenes actuales de gruppies y otras más antiguas para poner de relieve el denominador común de todos aquellos que han pasado por Glastonbury: el gusto por la música, y que todos ellos conforman lo que podríamos llamar el espíritu de una cultura de la juventud (a pesar de que algunos superen la treintena).
El compromiso con causas políticas pierde peso edición tras edición y se va despolitizando el espacio. Pero al mismo tiempo que se despolitiza se tecnologiza. El montaje mediante imágenes de contraste funciona en este caso. Mostrar a un virtuoso de la guitarra enchufado sólo a un par de cables resalta con la explosión tecnológica y performativa de Prodigy. La narrativa audiovisual del realizador utiliza también la escenificación. La letra de alguna de las canciones de los intérpretes (I want to sleep like common people de Pulp) se ilustra gráficamente mediante imágenes (planos de gente durmiendo), consiguiendo una sensación de narración perfectamente concatenada.
Momentos de subidón de las drogas, mostrados a través de una cámara desenfocada y temblorosa, hasta en algunos casos subjetiva, pasando por despertares resacosos y momentos casi circenses muestran a la perfección que se trata de experiencias únicas pero compartidas, y que conforman aquello a lo que he convenido a llamar la cultura de la juventud.
María Elena Vallés
Antología de imágenes
Resumir 36 años de la historia de uno de los festivales de música más importantes del Reino Unido, como es el de Glastonbury no es tarea fácil. Son muchos años en los que miles de millones de personas han ido ha adorar a sus ídolos y a vivir todo tipo de experiencias.
Para Julien Temple, no parece haber sido tan complicado como demuestra el documental que ha realizado sobre este festival. El cineasta ha recopilado (con ayuda claro está) todo tipo de filmaciones antiguas y contemporáneas, no para explicar su historia, como lo haría un reportaje al uso, sino a través de un pequeño collage en el que retrata como ha ido cambiando el festival a lo largo de estos tres décadas, donde se ha pasado del hippiesmo al new age, pasando por el rock, el punk, el heavy y la electrónica. Prueba de ellos son las actuaciones que aparecen desde James Brown a Björk.
Pero el director de otros films sobre el mundo de la música, se aleja de la recopilación de conciertos y se centra en su público, en las experiencias que se han vivido y se viven en un paradero tan sagrado como particular. Unas experiencias que distan mucho de las de sus inicios como refleja el hecho de que siantes se le daba más importancia a la libertad de experimentar todo tipo de sensaciones y emociones a través de todo tipo de sustancias (por otra parte, una de las pocas cosas que se mantiene en el festival) y crear una comuna hippie donde la libertad hacia acto de presencia a través de su reivindicación, ahora es cada vez más frecuente la defensa de un pasárselo bien, sin reflexionar como ni porqué nació ese festival. Un ejemplo lo encontramos en la actitud de y hacia los policías que si antes eran visto como represores, aunque estos sintieran curiosidad e interés por lo que hacía, ahora son los propios organizadores quien requieren de medidas de seguridad para que nadie se cuele sin pagar. ¿Dónde está la libertad del festival de los años 70? ¿Esa importancia por lo que sucedía en el festival¿ ¿Por lo que decían los artistas que subían al escenario?
Temple parece plantear todas esas preguntas gracias a una superposición de imágenes presentes y pasadas, montadas (aparentemente) al azar, sin seguir un orden cronológico, que dejan bien claro que los tiempos cambian, tanto para la música, como para los festivales y el público al que se dirigen. Todo explicado a través de una antología de imágenes de un festival que era y seguirá siendo, pese a todo, uno de los más importantes del mundo.
Joan Colás
Para Julien Temple, no parece haber sido tan complicado como demuestra el documental que ha realizado sobre este festival. El cineasta ha recopilado (con ayuda claro está) todo tipo de filmaciones antiguas y contemporáneas, no para explicar su historia, como lo haría un reportaje al uso, sino a través de un pequeño collage en el que retrata como ha ido cambiando el festival a lo largo de estos tres décadas, donde se ha pasado del hippiesmo al new age, pasando por el rock, el punk, el heavy y la electrónica. Prueba de ellos son las actuaciones que aparecen desde James Brown a Björk.
Pero el director de otros films sobre el mundo de la música, se aleja de la recopilación de conciertos y se centra en su público, en las experiencias que se han vivido y se viven en un paradero tan sagrado como particular. Unas experiencias que distan mucho de las de sus inicios como refleja el hecho de que siantes se le daba más importancia a la libertad de experimentar todo tipo de sensaciones y emociones a través de todo tipo de sustancias (por otra parte, una de las pocas cosas que se mantiene en el festival) y crear una comuna hippie donde la libertad hacia acto de presencia a través de su reivindicación, ahora es cada vez más frecuente la defensa de un pasárselo bien, sin reflexionar como ni porqué nació ese festival. Un ejemplo lo encontramos en la actitud de y hacia los policías que si antes eran visto como represores, aunque estos sintieran curiosidad e interés por lo que hacía, ahora son los propios organizadores quien requieren de medidas de seguridad para que nadie se cuele sin pagar. ¿Dónde está la libertad del festival de los años 70? ¿Esa importancia por lo que sucedía en el festival¿ ¿Por lo que decían los artistas que subían al escenario?
Temple parece plantear todas esas preguntas gracias a una superposición de imágenes presentes y pasadas, montadas (aparentemente) al azar, sin seguir un orden cronológico, que dejan bien claro que los tiempos cambian, tanto para la música, como para los festivales y el público al que se dirigen. Todo explicado a través de una antología de imágenes de un festival que era y seguirá siendo, pese a todo, uno de los más importantes del mundo.
Joan Colás
miércoles, 28 de febrero de 2007
El espíritu de Glastonbury
Este no es el documental de uno de los festivales más importantes del rock en el mundo. Este es mas bien un retrato del espíritu del lugar que ha albergado durante 30 años la reunión masiva del sentimiento más apasionado de la música de su momento.
Digamos que es un homenaje al alma y hábitat de la fiesta. Un hábitat en el que muchos imposibles dejan de serlo. Euforia por la música, manifestaciones de causas diversas, drogas, alcohol, nudistas, jesucristos carcando su cruz, enfrentamientos con la policía, resaca, más euforia y vuelta a empezar.
Todo como si Julian Temple, director del documental, se hubiese visto ante un montón de fotografías familiares, de esas que desbordan un álbum de familia y entre las que quizá haya algunas que no digan mucho o no sean tan buenas, pero que da pena tirarlas por que pudiera quedarse en el olvido una pequeña migaja de la historia.
Si por error esperas ver algunos de los mejores momentos musicales que se han vivido en el escenario –que pueden llegar a ser cientos debido a la calidad de estrellas que lo han pisado a lo largo de su historia- se recomendaría no ser tan optimista. Son apenas unos pequeños guiños de esas imágenes las que se van repartiendo a lo largo del documental.
Poco en los escenarios, casi nada detrás de ellos. Fragmentos de canciones de David Bowie, Morrisey, Radiohead, Björk, Coldplay, Chemical Brothers, The Wailers y en milésimas de segundo James Brown. Pero estos toman menos tiempo que lo que, por ejemplo, se tomó para las escatólogicas imágenes que acompañan la entrevista del equipo que limpia la mierda de los baños portátiles que sirven al festival.
De acuerdo con que lo maravilloso de la música en vivo se debe en gran parte al sentimiento de las miles de almas que se reunen para escucharla y como homenaje a ello este documental cumple su cometido. Sin embargo la cantidad de imágenes rallan en lo excesivo, al grado que algunas de ellas dan la sensación de ya haberse visto minutos antes.
Un buen documento para los que siguen los pasos de la prestigiada carrera de Temple (tanto en cine documental como en videoclips) y para los gruppies de los eventos festivaleros a quienes quedaría recomendarles trabajos anteriores sobre este festival como: "Glastonbury Fayre" (de Peter Neal), "Glastonbury the Movie" (de William Beaton, Robin Mahoney y Matthew Salked) y "Glastonbury Anthems" (recopilación de algunas de las presentaciones más memorables en la prolongada historia del festival).
Lulú Sánchez
Documental: Glastonbury
Director: Julian Temple
Digamos que es un homenaje al alma y hábitat de la fiesta. Un hábitat en el que muchos imposibles dejan de serlo. Euforia por la música, manifestaciones de causas diversas, drogas, alcohol, nudistas, jesucristos carcando su cruz, enfrentamientos con la policía, resaca, más euforia y vuelta a empezar.
Todo como si Julian Temple, director del documental, se hubiese visto ante un montón de fotografías familiares, de esas que desbordan un álbum de familia y entre las que quizá haya algunas que no digan mucho o no sean tan buenas, pero que da pena tirarlas por que pudiera quedarse en el olvido una pequeña migaja de la historia.
Si por error esperas ver algunos de los mejores momentos musicales que se han vivido en el escenario –que pueden llegar a ser cientos debido a la calidad de estrellas que lo han pisado a lo largo de su historia- se recomendaría no ser tan optimista. Son apenas unos pequeños guiños de esas imágenes las que se van repartiendo a lo largo del documental.
Poco en los escenarios, casi nada detrás de ellos. Fragmentos de canciones de David Bowie, Morrisey, Radiohead, Björk, Coldplay, Chemical Brothers, The Wailers y en milésimas de segundo James Brown. Pero estos toman menos tiempo que lo que, por ejemplo, se tomó para las escatólogicas imágenes que acompañan la entrevista del equipo que limpia la mierda de los baños portátiles que sirven al festival.
De acuerdo con que lo maravilloso de la música en vivo se debe en gran parte al sentimiento de las miles de almas que se reunen para escucharla y como homenaje a ello este documental cumple su cometido. Sin embargo la cantidad de imágenes rallan en lo excesivo, al grado que algunas de ellas dan la sensación de ya haberse visto minutos antes.
Un buen documento para los que siguen los pasos de la prestigiada carrera de Temple (tanto en cine documental como en videoclips) y para los gruppies de los eventos festivaleros a quienes quedaría recomendarles trabajos anteriores sobre este festival como: "Glastonbury Fayre" (de Peter Neal), "Glastonbury the Movie" (de William Beaton, Robin Mahoney y Matthew Salked) y "Glastonbury Anthems" (recopilación de algunas de las presentaciones más memorables en la prolongada historia del festival).
Lulú Sánchez
Documental: Glastonbury
Director: Julian Temple
martes, 27 de febrero de 2007
Los Borbones
Indumentaria a lo cavernícola futurista, replicas del casco de Mazinger Z en sus cabezas e instrumentos fabricados con cosas sacadas de la basura o de la casa de sus madres, hacen pensar que los tres punkarras salvajes que componen la agrupación Los Borbones, lo único que tienen en común con los humanos es que beben cerveza.
Tras digerir esta primera impresión de la banda valenciana, se entiende por que el documental Los Borbones se colocó entre los favoritos del jurado en la cuarta edición del Festival de Cine Documental Musical In-Edit de Barcelona.
Y es que ser imprescindibles en este caso no tiene nada que ver con atributos sonoros, sino con una inédita y divertida locura que pone en juego piezas de un puzzle como: “charanga trash”, “chatarra sonora”, “basura rocanrolera”, “ganas de juerga”, “mucho morro”, y el infaltable “do it yourself” del punk de toda la vida.
¿Pero qué sería de este documental si sus protagonistas no fueran tan peculiares?
Captados en su hábitat natural por la lente de las realizadoras Pilar Velásquez y Anaiss Bartual, Fela Borbone, Paloma Borbone y Manolo Borbone hablan de su autodenominado sonido “Pedo de Satán” y de algunas otras de las retorcidas ideas que dan vida a su auténtico proyecto.
A este divertido mundo es al que corresponde el valor del documental, ya que mientras menos adornos visuales y más naturalidad en el argumento, permiten al espectador darse una idea más precisa del mundo de Los Borbones.
Tal vez no fue tan sencillo como encender una cámara y dejar que el trío hiciera el resto, pero algo hay de eso.
“Parecen sacados de un cómic, pero son reales”, declara en el documental uno de los músicos valencianos que conoce y ha compartido escenario con estos creadores de chatarra sonora.
El cuarto de estudio, algunas presentaciones y otros de sus espacios de trabajo habitual, son los escenarios en los que se recrea el mundo de estas estrellas del “rocanrol por el puto morro” y que dan motivos para seguir creyendo que el aporreo de instrumentos seguirá manteniendo viva la pinchada vena del rocanrol.
Lourdes Sánchez
Tras digerir esta primera impresión de la banda valenciana, se entiende por que el documental Los Borbones se colocó entre los favoritos del jurado en la cuarta edición del Festival de Cine Documental Musical In-Edit de Barcelona.
Y es que ser imprescindibles en este caso no tiene nada que ver con atributos sonoros, sino con una inédita y divertida locura que pone en juego piezas de un puzzle como: “charanga trash”, “chatarra sonora”, “basura rocanrolera”, “ganas de juerga”, “mucho morro”, y el infaltable “do it yourself” del punk de toda la vida.
¿Pero qué sería de este documental si sus protagonistas no fueran tan peculiares?
Captados en su hábitat natural por la lente de las realizadoras Pilar Velásquez y Anaiss Bartual, Fela Borbone, Paloma Borbone y Manolo Borbone hablan de su autodenominado sonido “Pedo de Satán” y de algunas otras de las retorcidas ideas que dan vida a su auténtico proyecto.
A este divertido mundo es al que corresponde el valor del documental, ya que mientras menos adornos visuales y más naturalidad en el argumento, permiten al espectador darse una idea más precisa del mundo de Los Borbones.
Tal vez no fue tan sencillo como encender una cámara y dejar que el trío hiciera el resto, pero algo hay de eso.
“Parecen sacados de un cómic, pero son reales”, declara en el documental uno de los músicos valencianos que conoce y ha compartido escenario con estos creadores de chatarra sonora.
El cuarto de estudio, algunas presentaciones y otros de sus espacios de trabajo habitual, son los escenarios en los que se recrea el mundo de estas estrellas del “rocanrol por el puto morro” y que dan motivos para seguir creyendo que el aporreo de instrumentos seguirá manteniendo viva la pinchada vena del rocanrol.
Lourdes Sánchez
jueves, 22 de febrero de 2007
Zidane a ritmo de post-rock
Un día de 2005 el escocés Douglas Gordon y el francés Philippe Parreno, referentes mundiales de la videocreación, instalaron diecisiete cámaras en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid con el objetivo de grabar a Zinedine Zidane durante un partido de su equipo, el Real Madrid, contra el Villarreal. Pero, el objetivo no era filmar el partido, sino al jugador, sus reacciones desde un punto de vista original. El resultado fue la película “Zidane, un retrato del Siglo XXI”, estrenada en el último Festival de Cannes y aclamada mundialmente. Los artistas no se quedaron allí, y crearon una instalación especial para ser exhibida en museos que poco después llegó al MOMA de Nueva York.
Una vez filmadas, las imágenes sobre el astro francés tenían que ir acompañadas por una melodía que reforzara el conjunto de la película. Los elegidos para la ocasión fueron los escoceses Mogwai, cuya música, sin duda, parece ideal para una banda sonora. Formados en 1995, han conseguido llegar a ser una de las banda de post-rock más influyentes y reconocidas en el panorama musical.
"Zidane a 21st Century Portrait. An Original Soundtrack" fue grabado en los estudios que el grupo tiene en Castle of Poan, en su natal Escocia. El resultado és una banda sonora que eleva la calidad de la película. Mogwai relajan el ruido de sus guitarras y construyen piezas de post-rock contenidas y lentas, ideales para acompañar las imágenes en las que se apoya. En cortes como el inicial Black Spider, en Time and a Half y en Black Spider 2 los de Glasgow se alejan de la rabia, y se centran en crear atmósferas cargadas de tensión y emoción. En Half Time, It would have happened anyway o I do have weapons renuncian al lenguaje del post-rock como lo conocíamos en ellos, buscando melodías tristes y atemporales.
Mogwai aprovechan la realización de esta banda sonora para experimentar y llevar su obra un paso hacia delante. Los directores de la película afirman: “Les pedimos música que sirva para mostrar hasta qué punto se puede concentrar un jugador como Zidane dentro de la cancha. Y construyeron una música rica y compleja que cubrió todas nuestras necesidades”. El conjunto lo configuran diez temas de estructuras difusas e innovadoras que lo convierte en uno de sus mejores discos en su ya dilatada carrera.
Una vez filmadas, las imágenes sobre el astro francés tenían que ir acompañadas por una melodía que reforzara el conjunto de la película. Los elegidos para la ocasión fueron los escoceses Mogwai, cuya música, sin duda, parece ideal para una banda sonora. Formados en 1995, han conseguido llegar a ser una de las banda de post-rock más influyentes y reconocidas en el panorama musical.
"Zidane a 21st Century Portrait. An Original Soundtrack" fue grabado en los estudios que el grupo tiene en Castle of Poan, en su natal Escocia. El resultado és una banda sonora que eleva la calidad de la película. Mogwai relajan el ruido de sus guitarras y construyen piezas de post-rock contenidas y lentas, ideales para acompañar las imágenes en las que se apoya. En cortes como el inicial Black Spider, en Time and a Half y en Black Spider 2 los de Glasgow se alejan de la rabia, y se centran en crear atmósferas cargadas de tensión y emoción. En Half Time, It would have happened anyway o I do have weapons renuncian al lenguaje del post-rock como lo conocíamos en ellos, buscando melodías tristes y atemporales.
Mogwai aprovechan la realización de esta banda sonora para experimentar y llevar su obra un paso hacia delante. Los directores de la película afirman: “Les pedimos música que sirva para mostrar hasta qué punto se puede concentrar un jugador como Zidane dentro de la cancha. Y construyeron una música rica y compleja que cubrió todas nuestras necesidades”. El conjunto lo configuran diez temas de estructuras difusas e innovadoras que lo convierte en uno de sus mejores discos en su ya dilatada carrera.
Jesús Palacios
martes, 20 de febrero de 2007
La rutina espiritual
La primera vez que escuché el primer tema de “Mística doméstica” de Roger Mas, me pareció estar ante una especie de Travis al estilo catalán (eso si, el Travis de “12 memories”). Quizás no andaba muy desencaminada ¿quién sabe? El caso es que este joven cantautor nacido en Solsona, nos presenta un quinto trabajo arropado de un sugerente título que sin duda nos incita, por lo menos, a inmiscuirnos en la ironía del día a día, de lo doméstico; aquello que con el tiempo se ha ido convirtiendo en algo rutinario y ha perdido el valor de novedad, pero que haciendo una lectura diferente, más profunda, de nuestro pan de cada día, encontraremos ese valor espiritual, subjetivo y relevante, escondido: la mística. Y de esta singular forma, descubrimos un disco sencillo aparentemente, pero que en su sencillez acoge todas las complicaciones y variaciones que hacen de lo cotidiano y natural, algo especial, trabajoso e íntimo. Es por ello, que Roger Mas suena a cantautor si analizamos las piezas aisladamente, pero los sutiles y logrados matices y las fusiones de estilos, lo van separando paulatinamente del tópico. Arreglos sorprendentes a base de instrumentos dispares y, sobre todo, letras cargadas de ironía como lo es la vida misma. En la coctelera, todo mezclado, es cuando llega la mística, y el disco alcanza su verdadero valor artístico.
Ceci.Díaz
Ceci.Díaz
domingo, 18 de febrero de 2007
Costumbrismo, palmas y trapicheo
Hace tiempo que quería escribir sobre G5, desde que supe de ellos a finales de noviembre. Oí una canción –Los cuarenta forajidos- e identifiqué a Muchachito entre otros. Sonaban frescos, divertidos, de ritmo trepidante y callejero, arropados por guitarras flamencas, bajo, percusión, sin olvidar el bombo.
Así fue como conocí el nuevo proyecto del llamado “grupo fantasma” G-5, formado por Kiko Veneno, Muchachito (Bombo Infierno), Tomasito, Canijo y Ratón (de Los Delincuentes). Ellos recuperan el espíritu callejero de grupos emblemáticos como Pata negra o Veneno. Las doce canciones que componen Tucaratupapi rezuman energía, naturalidad, alegría, locura y mucho mucho buen humor. A la par, que tiran algún que otro dardo envenenado. ¿Intención política en el nombre del grupo? “Sí” – contestan en una entrevista. “Nosotros también tenemos la intención de gobernar el mundo, incluyendo China y Japón. Queremos sacar de circulación a todos los caralápidas (…) Lo que pasa es que sabemos que no lo vamos a conseguir”. De ahí el nombre del grupo, emulando a los G-14, G-8, etc, que se reúnen de vez en cuando para hablar del mundo mundial. Ellos son 5, G-5, y son amigos. Colaboran unos con otros y se divierten. Así pues, nació este divertimento, que no saben si tendrá continuidad. “No tenemos nada pensado a largo plazo: sólo pensamos en grabar unos temas, pasarlo bien y dárselos a la gente para que los escuche” dice Tomasito.
Bajo esta premisa se forjó Tucaratupapi (que alude al grito de guerra que lanzan para marcar el ritmo). El disco se materializó en tiempo récord: en menos de una semana ya tenían una docena de temas acabados, y se grabó este verano en Jerez. El resultado es un disco fresco, fresco, sin producción. Ellos mismos han dicho: “La grabación ha sido de lo más cutre, micros por todos lados (…) sin auriculares. En la misma habitación todo el mundo, tocando a la vez…”. Y así reivindican su condición de grupo de música callejera, emparentado con Los Chunguitos, Los Chichos y Las Grecas.
Es de agradecer que en un tiempo donde la producción y los arreglos lo son todo, o casi todo, haya un grupo de músicos –todos ellos con una sólida carrera personal-, que se reúnan y se ilusionen por componer y tocar juntos, por llevar a cabo un proyecto, donde la libertad creativa entronca con la tradición sureña más popular. Se lo pueden permitir y encima les sale bien. Han grabado bajo el sello Elemúsica, propiedad de Kiko, y han firmado un acuerdo de distribución con EMI/VIRGIN del que dicen estar satisfechos. Así pues, todos contentos. Y nosotros, a disfrutar de esas canciones que casi parecen directos, donde se celebran la tortilla y el jamón, además de temas costumbristas o títulos del todo surrealistas (La oreja baila sola), siempre bañados en afilada ironía.
Al escuchar el disco te adentras en ese ambiente de bodega que se respira. Es como si los vieras allí reunidos, tan contentos, cantando El vino y el pescao (declaración de principios): “Hay que ir a la freiduría / lo demás son tonterías / se mojó el papel / y no se puede leer / llena la copa otra vez”. Hay temas muy flamencos como Pitágoras, donde la guitarra flamenca es la protagonista, junto con las palmas y el zapateao de Tomás. Otros recuerdan la banda sonora de una película de Kusturica, esos llevan el sello de Muchachito y su bombo, por ejemplo La oreja baila sola. Algunas canciones juegan con un cambio de ritmo: empiezan como un cosa y acaban en otra. Callao empieza como una canción de cuna: Calla, calla / o habla para siempre / lo que tengas que decir / dilo para siempre “, para continuar por peteneras: “ el despertador / la cuchara / el sujetador de tu hermana / el calor / la lavadora …”, demostrando su humor surrealista. G-5 es una declaración de intenciones: “El G-5 ya ha llegado / siempre tieso y despeinado / personajes callejeros / luchando contra rateros / despeinando el mundo entero”. 40 forajidos es un tortilla-western donde el banjo y el arpa de boca destacan. Día de promoción suena a chirigota de Cádiz, cuenta la anécdota de un día en televisión. Y el disco cierra con Ay omá, un final improvisado a lo beatboxing donde cantan “a las papas aliñás”.
La libertad y la improvisación se dan la mano con el flamenco, el rock, la rumba, el punk, el rap, etc., todo cabe en este saco que es "Tucaratupapi". Larga vida al G-5 (o al
G-6, G-8 o cualquier reunión futura).
G-6, G-8 o cualquier reunión futura).
Sílvia Badia Serra
lunes, 12 de febrero de 2007
Nada es lo que parece
Nada es lo que parece. O lo que parecía. Como decía en el primer artículo que publiqué, en sus inicios Dover parecía un grupo de rock español con coherencia, que defiende sus ideas y sus propuestas, aunque sea arriesgado hacer rock en inglés, en un mercado como el español donde los únicos españoles que triunfan hacen pop y si se canta en inglés has de ser extranjero. Pero ese discurso coherente de Dover, se empezó a diluir con su nuevo disco, en el que se pasaron al pop retro, con influencias de la música disco.
Para algunos fans es una evolución, para otros un bache. Pues bien, para los que piensen que "Follow the city lights" es un bache, que sepan que ese bache ha crecido y se convirtió en un pozo. Y la culpa es de Alaska. Aunque a medias. En el nuevo single de Olvido Gara y Nacho Canut, aparece una cara B, en el que Fangoria y Dover reversionan ni más ni menos que Yes sir. Sí, sí, ¡la canción de las Bakara! Que está bien que Alaska lo quiera hacer, va con su estilo. ¿Pero Dover?
Creo que las excusas de que le gusta la música disco y que por eso hizo así su último álbum. No vale para Yes, sir. Ya no se trata de música disco, sino que se aleja de cualquier referente que hayan podido seguir hasta hora este grupo de rock.Que conste que no tengo nada en contra de Bakara, a quien le guste perfecto. Pero, lo que no consiento es que un grupo que, como Dover, con una trayectoria muy sensata, con una línea y un estilo musical muy definido, pase ahora a hacer este tipo de experimentos... No me convence. Porque, espero, como muchos de sus fans, que esto se trate de un proceso, de una prueba con nuevos sonidos con los que poder jugar y hacer un buen disco rock con sonidos diferentes, y seguir ofreciendo a su público que le siguen desde sus inicios la música que los hizo particulares y una esperanza dentro del panorama musical patrio.
Joan Colás
Para algunos fans es una evolución, para otros un bache. Pues bien, para los que piensen que "Follow the city lights" es un bache, que sepan que ese bache ha crecido y se convirtió en un pozo. Y la culpa es de Alaska. Aunque a medias. En el nuevo single de Olvido Gara y Nacho Canut, aparece una cara B, en el que Fangoria y Dover reversionan ni más ni menos que Yes sir. Sí, sí, ¡la canción de las Bakara! Que está bien que Alaska lo quiera hacer, va con su estilo. ¿Pero Dover?
Creo que las excusas de que le gusta la música disco y que por eso hizo así su último álbum. No vale para Yes, sir. Ya no se trata de música disco, sino que se aleja de cualquier referente que hayan podido seguir hasta hora este grupo de rock.Que conste que no tengo nada en contra de Bakara, a quien le guste perfecto. Pero, lo que no consiento es que un grupo que, como Dover, con una trayectoria muy sensata, con una línea y un estilo musical muy definido, pase ahora a hacer este tipo de experimentos... No me convence. Porque, espero, como muchos de sus fans, que esto se trate de un proceso, de una prueba con nuevos sonidos con los que poder jugar y hacer un buen disco rock con sonidos diferentes, y seguir ofreciendo a su público que le siguen desde sus inicios la música que los hizo particulares y una esperanza dentro del panorama musical patrio.
Joan Colás
sábado, 10 de febrero de 2007
VivaLaGuerra
Hacía bastante tiempo que no caía en mis manos un trabajo tan logrado y fascinante como el último de StandStill. Una de esas cosas que se mueven gracias al boca oreja antes de que el Mondo Sonoro los ponga en el merecidísimo número uno. Y es que por fin un grupo nacional hace algo realmente increíble, incluso me atrevería a decir memorable, recordándonos que sacar un disco no es una labor que pueda hacer cualquiera, si no algo fruto de la experiencia, en este caso de once años, y de una dura elaboración y maduración que trae como resultado un concepto. Y eso es lo que han alcanzado, recuperar la esencia del LP como concepto global, medido, estudiado, donde cada uno de los elementos que lo forman, ya sean acordes, letras, diseños o distorsiones, tienen un porqué, un argumento, que no deja sitio para un ápice de duda. Un planteamiento que por desgracia está en proceso de extinción en el panorama actual.
"VivaLaGuerra" es una llamada a la desorientación, una provocación, una metáfora del impulso artístico que lleva a crear algo que descoloque nuestros cánones. "VivaLaGuerra" es el punto de partida hacia nuevas formas de entender la música, una evolución pensada que ha traído la consecuencia genial de un giro inesperado en la trayectoria de StandStill, grupo de Barcelona que se habían convertido en un gran referente de sonidos cercanos al hardcore, pero siempre con su sello personal e indiscutible. Quizás este punto haya despertado las iras de algunos que ven los cambios con desconfianza. Pero las trayectorias nunca están marcadas, y salirse de la línea del automatismo, en ocasiones tiene resultados tan impactantes como este.
"VivaLaGuerra" es una llamada a la desorientación, una provocación, una metáfora del impulso artístico que lleva a crear algo que descoloque nuestros cánones. "VivaLaGuerra" es el punto de partida hacia nuevas formas de entender la música, una evolución pensada que ha traído la consecuencia genial de un giro inesperado en la trayectoria de StandStill, grupo de Barcelona que se habían convertido en un gran referente de sonidos cercanos al hardcore, pero siempre con su sello personal e indiscutible. Quizás este punto haya despertado las iras de algunos que ven los cambios con desconfianza. Pero las trayectorias nunca están marcadas, y salirse de la línea del automatismo, en ocasiones tiene resultados tan impactantes como este.
Un blanco impoluto contrasta con un título tan sangriento en el mejor sentido. Un envoltorio desconcertante teniendo en cuenta todo lo que engloba en su interior. Abrir el CD de StandStill es como abrir la caja de Pandora donde todo surge con una naturalidad, una fuerza y una locura desenfrenada. Aquello que nadie se atrevió a contarte, ellos te lo dejan caer de un modo sobrenatural. Y empiezas a ojear el folleto y toda esa paz desaparece dando lugar al grito: "VivaLaGuerra", al que diferentes artistas plásticos decidieron unirse e interpretar y reinterpretar acompañando visualmente la explosión de sonidos. Contrastes como definición: paz y guerra, silencio y ruido, susurros y gritos, acordes y desacordes, la lucha de los contrarios que nos recuerda aquello de que los polos opuestos se atraen. Y esto supone sólo el comienzo…
“Un, dos, tres…” se abre el telón… Varias notas suaves salen de una guitarra, y una voz distorsionada, grave y melancólica comienza a cantar, aunque preferiría decir recitar, una intro que nos mete despacio en una atmósfera extraña, fantástica. Tres golpes de un timbal propio de una tribu africana e inesperadamente y con una continuidad aplastante, StandStill nos planta en su campo de batalla, ya estamos en la guerra, y respondiéndose a ellos mismos nos sueltan un rotundo: “romper un silencio así no tiene perdón”, frase que se convertirá en un himno entre los oyentes y en un enclave fundamental en el resto del disco. La batería se desata y las letras se suceden a través de una voz de esas que realmente enganchan, la de Enric Montefusco, líder indiscutible de la banda. Conjunción perfecta de múltiples instrumentos, coros, mezclas… que nos regala un ritmo trepidante y un sonido con una personalidad inclasificable que te recuerda a todo y nada a la vez. Influencias sonoras variopintas entremezcladas con una creatividad sin límites. Infinitos matices que pulen la esencia del disco. Pero sobre todo unas letras desgarradoras, poéticas, que recuerdan a la generación beat. Un Ginsberg, o un Kerouac, las podrían haber escrito si hubiesen nacido en esta época. Textos que hablan de cosas, a veces banales a veces trascendentales, pero que en definitiva nos hablan de nosotros, de vosotros y sin duda de ellos, del hoy en día, del presente. Letras reales y tangibles. Irónicas, sarcásticas pero a la vez con una profundidad y una honestidad que incluso puede resultar molesta. Por supuesto, obra absoluta del mencionado Enric. Como curiosidad, un detalle que te introduce en su personal visión: el con las letras se encuentra escondido, hay que buscarlo.
Sin duda es un disco que ha de escucharse de principio a fin, olvidándonos de programar una “sesión aleatoria”, por que cada canción es producto y consecuencia de la anterior, de tal manera que se van respondiendo unas a otras, como si de una discusión se tratara, donde a veces se alza el tono para dar notoriedad, y otras se susurra para que te cueste escuchar con claridad, para tener que acercarte más y darle una intimidad sobrecogedora. Y así es como StandStill van manteniendo una conversación con la gente que ha decidido escucharlos, un diálogo dinámico donde el tedio dejó de existir para dar paso a ese tipo de cosas que realmente emocionan, enganchan. Aunque es curioso que ellos afirmaran en alguna entrevista que el disco no fue construido como tal diálogo, lo cierto es que la mayoría de gente que se ha introducido en él, caen en la cuenta de esa continuidad. Lo cual les otorga mayor
Pero, como todo en la vida, hay un final, y desde luego el escogido roza la perfección. El último tema La mirada de los mil metros es sencillamente genial. Una melodía pegadiza con un ritmo acelerado por debajo. Empieza de una forma normal en su característica normalidad: “Es la ocasión ideal para hablar de verdad…”, el final de todas las cosas, cerrar dejando una rendija por donde se cuele la luz que no oscurezca todo. Pero una vez inmersos en el tema, un intermedio surrealista con un piano desconcertante, nos avanza que algo va a estallar, que todavía no está todo perdido en esta personal guerra, que el final se hará de rogar; y así es, el tema se extiende, reflexiona “cual es si es la distancia entre la amistad y la infinita complicidad”, explota “desconcierto existencial”, levita “necesito aire, aire, aire”, y comienza a despedirse, pero todavía no se marcha, y sigue, y redunda, hasta que por el bien cardíaco general, la intensidad emocional baja un poco: “estaría muy bien” con un coro épico de fondo, y concluye, y se cierra, entre risas, aullidos, notas de un piano, sonidos de gramola, y el ansiado SILENCIO.
Standstill sin duda se han reinventado de una extraordinaria manera. Muchas bandas deberían tomar ejemplo de lo que se trata la evolución y el cambio. No sólo es una cuestión de idioma (en anteriores discos cantaban en inglés), si no de autenticidad y lógica musical. Si a todo le esto y a lo dicho antes le sumas que se han editado ellos mismos el disco (“Buena Suerte”) y que el 9 de marzo harán la presentación oficial del mismo en Barcelona con un espectáculo teatral (“1,2,3”) sólo me queda hacerles una reverencia y rezar para conseguir una de las invitaciones a tal evento.
Ceci.Díaz
domingo, 4 de febrero de 2007
Godfathers
El diablo bluesero padre del rock es el mismísimo padrino del hip hop. Mientras uno desdobla su ritmo infernal, el otro coge las penas y pecados de la raza negra. Para Marc Levin, director del DVD "Padrinos e Hijos" - uno de los siete films producidos por Martin Scorsese para serie The Blues™ -, el desafío era mostrar a blancuchos fans de Eminem como un tío de inmenso tupé y flipante apodo de Aguas Enlodadas (Muddy Waters) puede ser también una de las influencias del hip hop.
“De alguna manera los ahijados estaban perdidos, porque el hip hop es algo completamente nuevo, construido no alrededor de una guitarra eléctrica, mas con tecnología digital”, puntúa Levin. Pero sus personajes acaban por enseñar cómo y de qué diversas maneras los dos mundos se confunden. Marshall Chess (heredero del mítico sello Chess Records) es el maestro de ceremonias que lleva a Chuck D (Public Enemy) y al espectador por un recogido por su Chicago, su vida y su música.
Chess conoció y trabajó con grandes nombres como Muddy Walters y Howlin’ Wolf, además de ser aquél que llevó a los Rolling Stones a adentrar el mundo blues y acabó por tornarse suyo productor durante muchos años. Ese judío, narigón y entusiasta, hijo de inmigrantes poloneses, entreteje esa música tan tipicamente negra en toda su vida y confiesa que vive en banda sonora de blues. “En una discusión con mi mujer, es el blues lo que me viene a la cabeza”, ejemplifica. Su padre y tío son los fundadores de la compañía independiente que fue la pionera en producir y grabar artistas negros en lo que se tornó la más importante colección del género blues en la historia.
En su film, Levin nos lleva a conocer la historia de Chess y de la discográfica familiar, acompañando la evolución del blues en Chicago y de sus músicos. Y nos muestra que la relación entre los empresarios polacos y los artistas negros que representaban, extrapolaba el trabajo, ya que tenían en común experiencias de vida que los hermanaban. El prejuicio, el desarraigo, la lucha por se establecer en una nueva ciudad, la misma realidad enfrentada por los Chess y por los artistas que, venidos del Sur, empezaban su ascensión en la gran ciudad.
Los recuerdos de Marshall se mezclan a maravillosas interpretaciones originales. Koko Taylor, la conocida Reina del Blues, aparece en su club, con su exagerado visual, digno de una brillante Las Vegas. La cantora cuenta como fue descubierta y brinda a un público extasiado, su inolvidable interpretación de Christine, con su poderosa voz que avisa a la despistada rival que “es mejor que busques un hombre para ti”. También se saborean las interpretaciones de fieras como Otis Rush, Magic Slim, Ike Turner y Sam Lay, muchos en el Festival de Blues de Chicago. Para saborear aún más, escenas de archivo inéditas de Howlin’ Wolf, Muddy Walters y Paul Butterfield Blues Band.
Mas la guinda del pastel es lo que proporciona el tandém Chess-Chuck D: la realización de un encuentro de veteranos del blues y contemporáneos músicos del hip hop, como Common. Encuentro nacido de la fascinación del rapero con el polémico Electric Mud, disco experimental producido por Chess en 1968, donde el rock psicodélico adentraba las más conocidas canciones de Waters. Es a partir de esa interacción entre nuevas y viejas generaciones musicales que se percibe que, más que diferencias, hay muchas similitudes entre las dos vertientes de la pura música negra.
“De alguna manera los ahijados estaban perdidos, porque el hip hop es algo completamente nuevo, construido no alrededor de una guitarra eléctrica, mas con tecnología digital”, puntúa Levin. Pero sus personajes acaban por enseñar cómo y de qué diversas maneras los dos mundos se confunden. Marshall Chess (heredero del mítico sello Chess Records) es el maestro de ceremonias que lleva a Chuck D (Public Enemy) y al espectador por un recogido por su Chicago, su vida y su música.
Chess conoció y trabajó con grandes nombres como Muddy Walters y Howlin’ Wolf, además de ser aquél que llevó a los Rolling Stones a adentrar el mundo blues y acabó por tornarse suyo productor durante muchos años. Ese judío, narigón y entusiasta, hijo de inmigrantes poloneses, entreteje esa música tan tipicamente negra en toda su vida y confiesa que vive en banda sonora de blues. “En una discusión con mi mujer, es el blues lo que me viene a la cabeza”, ejemplifica. Su padre y tío son los fundadores de la compañía independiente que fue la pionera en producir y grabar artistas negros en lo que se tornó la más importante colección del género blues en la historia.
En su film, Levin nos lleva a conocer la historia de Chess y de la discográfica familiar, acompañando la evolución del blues en Chicago y de sus músicos. Y nos muestra que la relación entre los empresarios polacos y los artistas negros que representaban, extrapolaba el trabajo, ya que tenían en común experiencias de vida que los hermanaban. El prejuicio, el desarraigo, la lucha por se establecer en una nueva ciudad, la misma realidad enfrentada por los Chess y por los artistas que, venidos del Sur, empezaban su ascensión en la gran ciudad.
Los recuerdos de Marshall se mezclan a maravillosas interpretaciones originales. Koko Taylor, la conocida Reina del Blues, aparece en su club, con su exagerado visual, digno de una brillante Las Vegas. La cantora cuenta como fue descubierta y brinda a un público extasiado, su inolvidable interpretación de Christine, con su poderosa voz que avisa a la despistada rival que “es mejor que busques un hombre para ti”. También se saborean las interpretaciones de fieras como Otis Rush, Magic Slim, Ike Turner y Sam Lay, muchos en el Festival de Blues de Chicago. Para saborear aún más, escenas de archivo inéditas de Howlin’ Wolf, Muddy Walters y Paul Butterfield Blues Band.
Mas la guinda del pastel es lo que proporciona el tandém Chess-Chuck D: la realización de un encuentro de veteranos del blues y contemporáneos músicos del hip hop, como Common. Encuentro nacido de la fascinación del rapero con el polémico Electric Mud, disco experimental producido por Chess en 1968, donde el rock psicodélico adentraba las más conocidas canciones de Waters. Es a partir de esa interacción entre nuevas y viejas generaciones musicales que se percibe que, más que diferencias, hay muchas similitudes entre las dos vertientes de la pura música negra.
Liana Rocha
Entrevistas: Marshall Chess, Chuck D, Jamar Chess, Phil Chess, Koko Taylor, Magic Slim, Common, Sam Lay, Morris Jennings, Phil Upchurch, Louis Satterfield, Gene Barge, Pete Cosey, Kyle, Juice, Bob Koester
Actuaciones: Ike Turner, Pinetop Perkins, Otis Rush, Koko Taylor, Chuck D, Common, Sam Lay, Lonnie Brooks, Smokey Smothers, Magic Slim, "Electric Mud Band": Pete Cosey, Phil Upchurch, Louis Satterfield and Morris Jennings, Kyle, Rahzel and Ahmir.
Archivo: Paul Butterfield, Bo Diddley, Sonny Terry & Brownie McGhee, Muddy Waters, Sonny Boy Williamson, Howlin' Wolf.
Entrevistas: Marshall Chess, Chuck D, Jamar Chess, Phil Chess, Koko Taylor, Magic Slim, Common, Sam Lay, Morris Jennings, Phil Upchurch, Louis Satterfield, Gene Barge, Pete Cosey, Kyle, Juice, Bob Koester
Actuaciones: Ike Turner, Pinetop Perkins, Otis Rush, Koko Taylor, Chuck D, Common, Sam Lay, Lonnie Brooks, Smokey Smothers, Magic Slim, "Electric Mud Band": Pete Cosey, Phil Upchurch, Louis Satterfield and Morris Jennings, Kyle, Rahzel and Ahmir.
Archivo: Paul Butterfield, Bo Diddley, Sonny Terry & Brownie McGhee, Muddy Waters, Sonny Boy Williamson, Howlin' Wolf.
viernes, 26 de enero de 2007
Poniendo música a poemas de lo cotidiano
No nos engañemos, en el mundo de la música hay gente que es popular porque se lo ha currado durante muchos años, gente que es buena pero nunca será popular y gente que sin ser buena es popular, gracias a diversas circunstancias.
No sabría en que categoría situar a Carla Bruni. Porque sin ser mala está en las grandes tiendas de disco por razones extra musicales y además en la sección de pop/rock, cuando su música dista mucho de la que puedan hacer, El Canto del Loco, Madonna o Red Hot Chilli Peppers, y sin embargo está a su lado. Si está en estas secciones es por sus anteriores trabajos, me refiero al de modelo internacional, y no al de su primer disco “Quelqu'un m'a dit”.
Y es que Carla Bruni, con una voz ronca, un sonido acústico y unos ritmos cercanos al blues, al folk y a la balada de algunos grupos rock ha conseguido entrar a formar parte de la categoría de importantes estrellas de la música y se ha situado en lo alto de las listas de los más vendidos, pese a no ser carne de 40 Principales.
Es raro pensar que una discográfica apueste tan fuerte por una joven cantautora, que canta en francés, como lo hacía en su anterior LP, donde la mayoría de canciones hablaban del amor, la soledad y cosas de lo más mundanas. Con “Quelqu'un m'a dit” Carla Bruni quiso decirle al mundo que una cara bonita tiene sus sentimientos y un estilo personal. Muchos se quedaron sorprendidos por la gran capacidad de creación que tenia esta joven, obviando que fue criada por una madre pianista y un padre cantautor.
Al irle tan bien su debut, en el 2002 decidió no esperar mucho tiempo para sacar su segundo trabajo, pero claro, la inspiración no puede ir al ritmo del mercado, así que como aun no tenía (o tal vez sí y no ha querido explotarlas tan rápido) nuevas letras, este año ha publicado un disco con letras de otros. Su título: “Promises”.
Aunque no son desconocidos, los letristas que están detrás de su nuevo disco se ajustan a los gustos de la ex modelo, ya que vuelve a incidir en los temas más cotidianos, además del amor. William Butler Yea, Emily Dickinson o Dorothy Parker, son algunos de los autores de estos poemas a los que Carla Bruni ha puesto música y los ha recitado con su voz peculiar. Seguro que ahora las librerías se llenaran de libros de estos literatos, porque realmente sus versos suenan de maravilla con ese tono acústico, ese piano, esa guitarra que, entre otros instrumentos desenchufados acompañan a la suave voz de Carla Bruni. Todos estos poemas se ajustan al gusto de la cantante, ya que vuelve a incidir en los temas más cotidianos, además del amor.
Las letras ajenas, no es el único cambio de este “Promises”, la artista ha abandonado el francés de su primer disco, y ahora decide cantar en inglés, una decisión que algunos leen como una manera de vender más en el mercado internacional y así abrirse las puertas al mercado anglosajón, mientras sus más fieles seguidores dicen que se debe a que es para respetar el contenido original de los autores de estos breves poemas.
En la parte de pros y contras del disco se encuentra solo el detalle del ritmo monocorde de las melodías de todas las canciones, que para bien o para mal, hace que el disco suene igual aunque no se escuchen las canciones en su debido orden. Para amantes de la música de ambiente, las baladas y las letras profundas “Promises” es un gran disco, para gente que le pide a un artista variedad de estilos, estas promesas de Bruni pueden resultarles aburridas. Pero todos deben admitir que la ex modelo ha subido un nuevo escalón para colocarse entre los pesos pesados de la música contemporánea.
No sabría en que categoría situar a Carla Bruni. Porque sin ser mala está en las grandes tiendas de disco por razones extra musicales y además en la sección de pop/rock, cuando su música dista mucho de la que puedan hacer, El Canto del Loco, Madonna o Red Hot Chilli Peppers, y sin embargo está a su lado. Si está en estas secciones es por sus anteriores trabajos, me refiero al de modelo internacional, y no al de su primer disco “Quelqu'un m'a dit”.
Y es que Carla Bruni, con una voz ronca, un sonido acústico y unos ritmos cercanos al blues, al folk y a la balada de algunos grupos rock ha conseguido entrar a formar parte de la categoría de importantes estrellas de la música y se ha situado en lo alto de las listas de los más vendidos, pese a no ser carne de 40 Principales.
Es raro pensar que una discográfica apueste tan fuerte por una joven cantautora, que canta en francés, como lo hacía en su anterior LP, donde la mayoría de canciones hablaban del amor, la soledad y cosas de lo más mundanas. Con “Quelqu'un m'a dit” Carla Bruni quiso decirle al mundo que una cara bonita tiene sus sentimientos y un estilo personal. Muchos se quedaron sorprendidos por la gran capacidad de creación que tenia esta joven, obviando que fue criada por una madre pianista y un padre cantautor.
Al irle tan bien su debut, en el 2002 decidió no esperar mucho tiempo para sacar su segundo trabajo, pero claro, la inspiración no puede ir al ritmo del mercado, así que como aun no tenía (o tal vez sí y no ha querido explotarlas tan rápido) nuevas letras, este año ha publicado un disco con letras de otros. Su título: “Promises”.
Aunque no son desconocidos, los letristas que están detrás de su nuevo disco se ajustan a los gustos de la ex modelo, ya que vuelve a incidir en los temas más cotidianos, además del amor. William Butler Yea, Emily Dickinson o Dorothy Parker, son algunos de los autores de estos poemas a los que Carla Bruni ha puesto música y los ha recitado con su voz peculiar. Seguro que ahora las librerías se llenaran de libros de estos literatos, porque realmente sus versos suenan de maravilla con ese tono acústico, ese piano, esa guitarra que, entre otros instrumentos desenchufados acompañan a la suave voz de Carla Bruni. Todos estos poemas se ajustan al gusto de la cantante, ya que vuelve a incidir en los temas más cotidianos, además del amor.
Las letras ajenas, no es el único cambio de este “Promises”, la artista ha abandonado el francés de su primer disco, y ahora decide cantar en inglés, una decisión que algunos leen como una manera de vender más en el mercado internacional y así abrirse las puertas al mercado anglosajón, mientras sus más fieles seguidores dicen que se debe a que es para respetar el contenido original de los autores de estos breves poemas.
En la parte de pros y contras del disco se encuentra solo el detalle del ritmo monocorde de las melodías de todas las canciones, que para bien o para mal, hace que el disco suene igual aunque no se escuchen las canciones en su debido orden. Para amantes de la música de ambiente, las baladas y las letras profundas “Promises” es un gran disco, para gente que le pide a un artista variedad de estilos, estas promesas de Bruni pueden resultarles aburridas. Pero todos deben admitir que la ex modelo ha subido un nuevo escalón para colocarse entre los pesos pesados de la música contemporánea.
Joan Colás
lunes, 22 de enero de 2007
Personal y original
Así es "Mística doméstica", el último disco de Roger Mas. En este tiempo poco propicio para los cantautores, este catalán de Solsona presenta un trabajo con nueve temas donde destaca su faceta de autor. Son composiciones muy trabajadas rítmicamente que destacan por la ironía de sus letras, y destilan una gran capacidad contemplativa, envueltas siempre en un formato de carácter intimista.
Musicalmente destacaría la apuesta por unos arreglos que incluyen gran variedad de instrumentos, desde la tenora –poco usada en este ámbito- que nos transporta al sonido más tradicional catalán, pasando por violines, violas, e instrumentos más al uso como guitarras o el piano; sin olvidar la batería. Esto hace de cada canción una pequeña joya donde el autor coquetea con el pop, rock, blues, la canción de cuna o incluso el tango, construyendo así un mundo propio.
Silvia Badia Serra
Musicalmente destacaría la apuesta por unos arreglos que incluyen gran variedad de instrumentos, desde la tenora –poco usada en este ámbito- que nos transporta al sonido más tradicional catalán, pasando por violines, violas, e instrumentos más al uso como guitarras o el piano; sin olvidar la batería. Esto hace de cada canción una pequeña joya donde el autor coquetea con el pop, rock, blues, la canción de cuna o incluso el tango, construyendo así un mundo propio.
Silvia Badia Serra
jueves, 18 de enero de 2007
Big Pimpin’, mas em França
Lucky Boy é um bocadinho Miami Vice: tem o seu quê de piroso. E pode muito bem ouvir-se com uma camisa de flores havaianas vestida…
Dj Mehdi só começou a ser um fiel estudante da música de dança francesa em meados do ano 2000. É contudo, um dos bons alunos dos Daft Punk.
Nascido no ano punk por excelência (1977), deu os primeiros passos no Rap (a fazer misturas com os discos que já tinha na sua colecção), e acabou por se consolidar na música de dança.
Depois de um largo caminho em afro sonoridades, tratou de montar o seu próprio negócio – a editora Espionage. Em 2002, lança "Espion", o primeiro álbum a solo, e em 2005 repete a faena, desta feita com Des Fraises Pour Ta Bouche, no qual contou com a participação do realizador francês Romain Gavras.
Embora já seja uma chatice dizer que alguém estudou a lição da dupla franco portuguesa dos capacetes espaciais, a verdade é que Mehdi se sai airosamente de algumas situações mais rapeiras devido aos ensinamentos dos mestres. É claro que, se o DJ Mehdi é francês, se foi teenager entre 1996 e 2006, e frequentava os clubs da cena parisiense, foi obrigatoriamente influenciado pelos ditos cujos… E afastem-se os pensamentos redutores acerca da comparação: quem tem vindo a aprender alguma coisa desd’os tempos do Homework, está no bom caminho.
DJ Mehdi utiliza aquilo a que acostumou os ouvidos: vocoders, vozes mais ou menos soul, e o som bem comprimido para ter o Pumpin' sempre presente. Também é muito bom ver como a descoberta do funk favela, quer seja sob a forma de M.I.A. ou do MC Serginho, deu a volta aos complexos mais pirosos dos compositores modernos – é evidente, ainda que muito subtil, o uso de samples e MC’s, pianinhos à Robert Miles e uns toques eurodance.
Estamos perante um caso de excepção: em "Busy Being Born", o monhé dá largas aos recursos e apresenta um disco bastante variado mas ao mesmo tempo homogéneo, que não incomoda os mais conservadores relativamente à música de dança ou ao Hip-Hop: há faixas claramente Bronx, outras claramente Big Willie Style (sim, o disco que Will Smith lançou em 1997 e que agora, por artes mágicas, tem vindo a aparecer por aí, nomeadamente sob a forma de Miami), e ainda umas claramente Daft Punk.
Porém, se tudo for feito com a classe exigida para entrar no Rex Club de Paris, a coisa dá-se.
É um disco para ouvir várias vezes e levar no leitor de mp3, porque em cada uma das faixas há elementos novos para descobrir a cada audição. E não encoraja saltar para a linha do metro, antes dá vontade de ser o Fred Astaire.
Joana Barrios
Dj Mehdi só começou a ser um fiel estudante da música de dança francesa em meados do ano 2000. É contudo, um dos bons alunos dos Daft Punk.
Nascido no ano punk por excelência (1977), deu os primeiros passos no Rap (a fazer misturas com os discos que já tinha na sua colecção), e acabou por se consolidar na música de dança.
Depois de um largo caminho em afro sonoridades, tratou de montar o seu próprio negócio – a editora Espionage. Em 2002, lança "Espion", o primeiro álbum a solo, e em 2005 repete a faena, desta feita com Des Fraises Pour Ta Bouche, no qual contou com a participação do realizador francês Romain Gavras.
Embora já seja uma chatice dizer que alguém estudou a lição da dupla franco portuguesa dos capacetes espaciais, a verdade é que Mehdi se sai airosamente de algumas situações mais rapeiras devido aos ensinamentos dos mestres. É claro que, se o DJ Mehdi é francês, se foi teenager entre 1996 e 2006, e frequentava os clubs da cena parisiense, foi obrigatoriamente influenciado pelos ditos cujos… E afastem-se os pensamentos redutores acerca da comparação: quem tem vindo a aprender alguma coisa desd’os tempos do Homework, está no bom caminho.
DJ Mehdi utiliza aquilo a que acostumou os ouvidos: vocoders, vozes mais ou menos soul, e o som bem comprimido para ter o Pumpin' sempre presente. Também é muito bom ver como a descoberta do funk favela, quer seja sob a forma de M.I.A. ou do MC Serginho, deu a volta aos complexos mais pirosos dos compositores modernos – é evidente, ainda que muito subtil, o uso de samples e MC’s, pianinhos à Robert Miles e uns toques eurodance.
Estamos perante um caso de excepção: em "Busy Being Born", o monhé dá largas aos recursos e apresenta um disco bastante variado mas ao mesmo tempo homogéneo, que não incomoda os mais conservadores relativamente à música de dança ou ao Hip-Hop: há faixas claramente Bronx, outras claramente Big Willie Style (sim, o disco que Will Smith lançou em 1997 e que agora, por artes mágicas, tem vindo a aparecer por aí, nomeadamente sob a forma de Miami), e ainda umas claramente Daft Punk.
Porém, se tudo for feito com a classe exigida para entrar no Rex Club de Paris, a coisa dá-se.
É um disco para ouvir várias vezes e levar no leitor de mp3, porque em cada uma das faixas há elementos novos para descobrir a cada audição. E não encoraja saltar para a linha do metro, antes dá vontade de ser o Fred Astaire.
Joana Barrios
OMG! My friends just came to play the Apolo
Se nos anos sessenta a chanson française fresca e feita por miúdas giras era o negócio, a cantiga agora é outra: a hegemonia francesa passa sobretudo pelas pistas de dança. Quem tem andado atento já ouviu pelo menos uma vez "Waters of Nazareth" ou "Never Be Alone"[1] e terá alguma facilidade em saber que se vai falar de Justice e do grade crucifixo branco ao qual nos devíamos ter abraçado antes do ano 2000, por causa do fim do mundo.
A componente visual para Gaspard Augé e Xavier de Rosnay é a grande responsável pelo mito que já são por esse mundo fora – a grande cruz branca em fundo preto é tão medieval e austera como a imagem que querem transmitir. Para quem nunca os viu e sabe apenas que se apresentam sob o nome Justice e fazem música cristã, ficará surpreendido com o par de fracas figuras que se lhes apresenta da quantidade de cigarros que fumam. São tão simples como um par de fracas figuras que da cintura para cima usam bomber de pele e t-shirt à rocker, e da cintura para baixo ténis Nike retro e calças um bocadinho baggy. Estão tão baralhados como todos nós, ou não fosse isto a pós pós-modernidade.
[1] Justice vs. Simian, com um refrão tão amigo de se colar ao ouvido como:
“ Because we are your friends,
You’ll never be alone again,
So come on, So come on, So come on”
[2] Batalha entre DJ’s, cada um põe uma ou umas músicas, e os outros têm de seguir, tocar, tentar emparelhar, entrar no tempo certo e acima de tudo seguir a linha.
A componente visual para Gaspard Augé e Xavier de Rosnay é a grande responsável pelo mito que já são por esse mundo fora – a grande cruz branca em fundo preto é tão medieval e austera como a imagem que querem transmitir. Para quem nunca os viu e sabe apenas que se apresentam sob o nome Justice e fazem música cristã, ficará surpreendido com o par de fracas figuras que se lhes apresenta da quantidade de cigarros que fumam. São tão simples como um par de fracas figuras que da cintura para cima usam bomber de pele e t-shirt à rocker, e da cintura para baixo ténis Nike retro e calças um bocadinho baggy. Estão tão baralhados como todos nós, ou não fosse isto a pós pós-modernidade.
Claro como água, porque "Waters of Nazareth" é um disco (EP) para ouvidos duros: insere-se no contexto electro, transpira qualquer coisa de hard techno e tem a consistência que um álbum rock ou pop deve ter.
O baixo com distorção extra é o seu maior predicado. No entanto, é uma linha de baixo programada ao milímetro para dar o groove certo aos apontamentos trash, que são uma constante a não menosprezar no contexto de cada tema, cuja evolução é notável. Há em Justice um equilíbrio de canção Pop latente, que só é possível porque a têm bem fresca.
"Waters of Nazareth" pode não ser um EP extremamente variado, porque não o é, mas é sem dúvida uma jogada gorda e certa da Ed Banger, ou não fosse Busy P. um autêntico maná no campo das apostas dançáveis. Presume-se que o álbum propriamente dito saia em Abril deste ano.
Descarta-se por completo a hipótese de Justice serem um produto, e a comprová-lo está o set com que se apresentaram na sala 1 do Apolo, em Barcelona, no passado Sábado, dia 13 de Janeiro.
O set foi tão duro como "Waters of Nazareth". Começou à hora marcada, porém com alguns problemas de som: as colunas falharam um par de vezes e até se acertar definitivamente com a resolução do problema, esteve tudo a falhar.
Descarta-se por completo a hipótese de Justice serem um produto, e a comprová-lo está o set com que se apresentaram na sala 1 do Apolo, em Barcelona, no passado Sábado, dia 13 de Janeiro.
O set foi tão duro como "Waters of Nazareth". Começou à hora marcada, porém com alguns problemas de som: as colunas falharam um par de vezes e até se acertar definitivamente com a resolução do problema, esteve tudo a falhar.
Percalços passados, entrou tudo nos eixos para um set dividido entre Justice e Busy P. que demoraria quase quatro horas. Provavelmente devido às políticas da sala Apolo – que fecha estupidamente cedo para uma discoteca – decidiram compartir os pratos em género de dj battle[2].
Busy P. é o patrono da EdBanger, editora que fundou há um par de anos en em França. É também conhecido por ter sido o astuto manager dos Daft Punk[3]; e depois de sábado também é certamente conhecido por ser uma autêntica simpatia. Ao contrário do que acontece na maioria das discotecas, a cabine do DJ no Apolo é uma mesa muito modesta, montada num plateau de teatro, o que deixa tudo a descoberto – podemos ver se passam vinil, CD ou se abrem só o Macintosh, os controladores, os headphones e a marca de cigarros – e potencia o contacto. Muitas foram as moças agraciadas com os beijinhos na face, restos de cerveja, garrafas de champanhe e demais brochuras com que o atarefado Pedro as congratulou.
O set incluiu tudo a que da França se tem direito: Justice (claro!), Kavinsky, Surkin, Sebastian, Daft Punk, Ethienne de Crécy sob a forma de Super Discount, o remix que o DJ Funk fez do Let There Be Light, Incluiu também My Love feat. T.I. de um Justin cheio de pitch, o clássico Pump Up the Jam, de Technotronic e o Thunder de AC/DC. Tudo acompanhado por um VJ que se esforçou por estar à altura do acontecimento – desde amigos a dançar, a excertos do vídeo do Can’t Touch This[4], passando por recortes do Código Civil em catalão, houve espaço para tudo.
Incorrigíveis a nível técnico. A evolução do set foi bastante equilibrada apesar de, para os amantes do electro puro e duro, as coisas se terem complicado na parte do hard techno, a qual na verdade não durou mais de meia hora, se tanto.
Abriram e tentaram fechar com "Waters Of Nazareth", o que em vez de acalmar os ânimos, pôs toda a gente ainda mais histérica. Gente isto é… o pessoal da Escola Secundária, porque não há em Espanha assim tantos rapazes sem vestígios de barba na cara… Embora a alta concentração de estrangeiros seja evidente, os espanhóis são machos latinos e costumam ter a cara cinzenta… A histeria alcoólica colectiva proporcionou um número quase recorde de encores, (onde se pôde receber[5] a nova música) que só terminaram quando um dos Apolos fechou a tampa ao laptop.
Terminou tudo com inexplicáveis cânticos de louvor ao Barça, que nessa noite até perdeu com o Valência. O chão da sala estava preparado para um número de faquir, tal era o mar de copos partidos, e a tela de projecção de vídeo já só ostentava a marca do projector.
E assim se acabou o set, de que a maioria dos presentes nem se vai lembrar muito bem. Só sabe, certamente, que Domingo acordou com uma enorme dor no pescoço.
A isso chama-se Ed Banger. Ou não falasse Busy P de Heavy Metal como a principal influência antes de se virar para a electrónica.
Joana Barrios
Foto 1 – capa do EP "Waters of Nazareth"; Foto 2 – Busy P; Foto 3 – Justice;
[1] Justice vs. Simian, com um refrão tão amigo de se colar ao ouvido como:
“ Because we are your friends,
You’ll never be alone again,
So come on, So come on, So come on”
[2] Batalha entre DJ’s, cada um põe uma ou umas músicas, e os outros têm de seguir, tocar, tentar emparelhar, entrar no tempo certo e acima de tudo seguir a linha.
[3] Ele é o responsável pela carestia dos concertos de Daft Punk, que conhece desde 1995. Manipulou o mercado leiloando cada concerto, aumentando com isso o preço das contratações.
[4] MC Hammer.
[5] Depois de terem experimentado a agulha, dois maxis do novo single Phatom pt1 foram lançados ao público.
sábado, 13 de enero de 2007
Roger Mas (VIII)
“Mística domèstica” fue el último disco editado en 2005, concretamente el 31 de Diciembre. Éste suponía el quinto álbum de Roger Mas, en el que el cantautor catalán continuaba con el trabajo de fusión de estilos que ya se había empezado a dar forma en sus anteriores obras.
Ya se le podría etiquetar como uno de los grandes nombres de la cançó contemporánea. Razones estrictamente musicales le sobran. Y, además, ha conseguido que la crítica especializada alabe su trabajo y ya tiene grandes premios en su haber gracias a este “Mística doméstica”. Un disco totalmente innovador, en el que Roger Mas se pasea entre diferentes estilos que van desde el pop al folk, siempre manteniendo la coherencia de unas letras basadas en la ironía y narradas con un lenguaje autóctono-cotidiano.
Magí Torras
Ya se le podría etiquetar como uno de los grandes nombres de la cançó contemporánea. Razones estrictamente musicales le sobran. Y, además, ha conseguido que la crítica especializada alabe su trabajo y ya tiene grandes premios en su haber gracias a este “Mística doméstica”. Un disco totalmente innovador, en el que Roger Mas se pasea entre diferentes estilos que van desde el pop al folk, siempre manteniendo la coherencia de unas letras basadas en la ironía y narradas con un lenguaje autóctono-cotidiano.
Magí Torras
Roger Más: un lírico de las palabras
Tras cuatro discos publicados desde 97, el cantante catalán Roger Más presenta un mosaico ritmico en "Mística doméstica", su quinto álbun. Estrenado en 2005, el CD hace un recorrido por temas que van desde folk al pop, pasando por el blues incluso el rock y algunas batidas latinas. Son nueve canciones, ocho compuestas por el cantautor, con excepcion de Son Diapasó, de Xavier Guitó y una colaboracion con Roger Puig en La cuca fera. Además de una voz fuerte, la obra de Roger Más todavia se caracteriza por textos personales y cotidianos como por ejemplo El rei de les coses (“Tant d’esforç per ser algú,/ tot i sabent cap on vas, / s’està menjant tots els teus cacauets, la il·lusió amb què vas començar.”) o La cuca fera (I pujo per la carretera, quin llamp de cel que hi ha a Solsona!). Es un trabajo de contrastes. Se tiene una interpretación austera, regala el lirismo con las palabras.
Carolina Braga
Carolina Braga
Mística doméstica. Elogio de lo cotidiano
Con "Música doméstica" Roger Mas se libera de la limitada etiqueta del rock catalán y se arriresga con un disco innovador, en el que hace acopio de diversos estilos, folk, rock, pop lánguido o blues, y se convierte en un cantautor que, partiendo de una tradición autóctona, quiere sobrepasar barreras a través de canciones originales, evitando que el conjunto del disco suene igual. El resultado es su trabajo más completo hasta el momento; nueve canciones de unos tres minutos, con unas letras profundas, personales e irónicas, que crean un mundo muy íntimo y peculiar, con un dominio de la lengua de la cotidianidad que recuerdan al inclasificable Sr. Chinarro. En El rei de les coses i Si tu m´ho dius, Roger Mas habla de cómo se agota la ilusión a través de los años, pero siempre dejando la puerta abierta a una posible esperanza: mientras, otras canciones como L´home i l´elefant o Les obagues de l´Eixample reivindica la posibilidad de mezclar la sencillez con la trascendencia y el sentido del humor. Con "Música doméstica" Mas ha ganado el premio Enderrock al mejor disco en catalán del año, el Premi Arc´06 y el premio Altaveu´06, y abre nuevas perspectivas para su música.
José Palacio
José Palacio
viernes, 12 de enero de 2007
Para ser mongol
La mezcla que desciende de Gengis Khan y de una cierta familia real, puede producir una horda bárbara de bastardos de sangre caliente y mentes fantasiosas. Cuando invaden bares y calles con ritmos alucinantes, instrumentos no identificables y disfraces salvajes, eses son Los Borbones.
En Youtube la saga mongol-sevillana es contada a través del documental de Pilar Velázquez y Anaiss Bartual, que nos muestran qué hace de ese un grupo inigualable. Si se imagina algo como Los Picapiedra tocando instrumentos retrofuturistas en un guateque mod… se puede acercarse a su absurda puesta en escena. Pero más que tener “actitud”, ellos actúan, y bien.
La banda (formado por los maduritos Fela, Manolo y Paloma), vive el espíritu del más puro y duro rock: hedonista, con muchas ganas y poca pasta, construido sobre una base de basura ruidosa. “A nosotros nos gustaba rocanroll, hacer ruido, hacer el mamón, la basura y las porquerías. ¿Por qué no hacer un grupo para entretenernos?”, simplifica Fela, el cerebro detrás del plan, en uno de los muchos momentos en que se intenta explicar los inexplicables Borbones.
Que son: Manolo, rocker empedernido, dueño de incontable bares destinados al cierre por la policía. Hasta que abrió el Gabba Gabba, donde, a pesar del homenaje a Los Ramones, no se hacen conciertos. “Y por eso dura”, ironiza; Paloma, rocker ecléctica, que para salvarse de los trabajos nocturnos y aprovechar la luz del día, abrió Confecciones Drácula, donde vende “cultura popular”. Cómo se ve, sarcasmo no los falta. Ni su dosis de genialidad, encarnada en Fela.
Con su pinta de científico chiflado, sus gafas de pasta y su peinado punk-rocker, es Fela quien crea y construye todos los instrumentos usados por Los Borbones. Es también el autor del folleto “Rock and Roll por el Puto Morro”, que en el documental se disfraza de un programa “háztelo tú mismo”. A cada aparición en su laboratorio, Fela nos brinda con sus geniales recetas de “guitarra a la mode”, enseñando como conseguir algo que parece salido de los antiguos dibujos futuristas de Hanna Barbera. Una almágana de viejos electrodomésticos, envases usados y juguetes rotos, que parecen sostenerse solamente por la fiera voluntad y la enorme pericia de ese Dr. Frankstein.
Y los monstruosillos no defraudan: se aguantan bien en el escenario, proporcionando un sonido totalmente característico, miscelánea electrónica-rockera, puesta a trabajar en favor de éxitos como Por el culo me dio un zumbí, Caga Traga o En el infierno está el Rock and Roll. Tan enternecedores títulos nombran a músicas básicamente instrumentales, pero dotadas de estribillos rápidamente seguidos por el público con bramidos poderosos.
“Es más fácil que no tengamos que hacer las letras, así sólo tenemos que ir al sitio, tocar, pasárnoslos bien e ya está”, resume Fela, simplificando un estilo que ya les garantizó seguidores (y adoradores), entusiasmados por su sonido fresco, bastante evocativo de aquellas bandas que solían brindar las fiestas playeras en las películas de Sandra Dee. “Parecen sacados de un cómic”, bien los retrata Merie, del grupo Los Patagonos.
Cómo llegaron ahí, quiénes son Los Borbones y lo que los motiva es revelado, pero no totalmente desvendado, durante el documental. Se intercalan escenas de conciertos recientes y prehistóricos, ensayos y entrevistas con los propios, con colegas y profesionales del medio, con amigos y forofos. Poco a poco se ve cómo se desplegó desde otros grupos, maduró, pulió su música (que felizmente aún suena troglodita) y acabó por tornarse un éxito underground de la noche sevillana.
Liana Rocha
En Youtube la saga mongol-sevillana es contada a través del documental de Pilar Velázquez y Anaiss Bartual, que nos muestran qué hace de ese un grupo inigualable. Si se imagina algo como Los Picapiedra tocando instrumentos retrofuturistas en un guateque mod… se puede acercarse a su absurda puesta en escena. Pero más que tener “actitud”, ellos actúan, y bien.
La banda (formado por los maduritos Fela, Manolo y Paloma), vive el espíritu del más puro y duro rock: hedonista, con muchas ganas y poca pasta, construido sobre una base de basura ruidosa. “A nosotros nos gustaba rocanroll, hacer ruido, hacer el mamón, la basura y las porquerías. ¿Por qué no hacer un grupo para entretenernos?”, simplifica Fela, el cerebro detrás del plan, en uno de los muchos momentos en que se intenta explicar los inexplicables Borbones.
Que son: Manolo, rocker empedernido, dueño de incontable bares destinados al cierre por la policía. Hasta que abrió el Gabba Gabba, donde, a pesar del homenaje a Los Ramones, no se hacen conciertos. “Y por eso dura”, ironiza; Paloma, rocker ecléctica, que para salvarse de los trabajos nocturnos y aprovechar la luz del día, abrió Confecciones Drácula, donde vende “cultura popular”. Cómo se ve, sarcasmo no los falta. Ni su dosis de genialidad, encarnada en Fela.
Con su pinta de científico chiflado, sus gafas de pasta y su peinado punk-rocker, es Fela quien crea y construye todos los instrumentos usados por Los Borbones. Es también el autor del folleto “Rock and Roll por el Puto Morro”, que en el documental se disfraza de un programa “háztelo tú mismo”. A cada aparición en su laboratorio, Fela nos brinda con sus geniales recetas de “guitarra a la mode”, enseñando como conseguir algo que parece salido de los antiguos dibujos futuristas de Hanna Barbera. Una almágana de viejos electrodomésticos, envases usados y juguetes rotos, que parecen sostenerse solamente por la fiera voluntad y la enorme pericia de ese Dr. Frankstein.
Y los monstruosillos no defraudan: se aguantan bien en el escenario, proporcionando un sonido totalmente característico, miscelánea electrónica-rockera, puesta a trabajar en favor de éxitos como Por el culo me dio un zumbí, Caga Traga o En el infierno está el Rock and Roll. Tan enternecedores títulos nombran a músicas básicamente instrumentales, pero dotadas de estribillos rápidamente seguidos por el público con bramidos poderosos.
“Es más fácil que no tengamos que hacer las letras, así sólo tenemos que ir al sitio, tocar, pasárnoslos bien e ya está”, resume Fela, simplificando un estilo que ya les garantizó seguidores (y adoradores), entusiasmados por su sonido fresco, bastante evocativo de aquellas bandas que solían brindar las fiestas playeras en las películas de Sandra Dee. “Parecen sacados de un cómic”, bien los retrata Merie, del grupo Los Patagonos.
Cómo llegaron ahí, quiénes son Los Borbones y lo que los motiva es revelado, pero no totalmente desvendado, durante el documental. Se intercalan escenas de conciertos recientes y prehistóricos, ensayos y entrevistas con los propios, con colegas y profesionales del medio, con amigos y forofos. Poco a poco se ve cómo se desplegó desde otros grupos, maduró, pulió su música (que felizmente aún suena troglodita) y acabó por tornarse un éxito underground de la noche sevillana.
Liana Rocha
De la casa al mundo
"La mística domèstica es vivir el más allá desde el más aquí". Así el cantautor Roger Mas define el título de su quinto disco, premiado en 2005 por Enderrock como Mejor Disco en catalán y Mejor Disco de canción.
Con una sonoridad más pop, donde las guitarras y piano están bastantes presentes, Mas invita a un corto, pero evocador viaje. Canciones que en apenas tres minutos llevan a la melancolía, la picardía, la ironía y la alegría, con música que hace canturrear.
"Mística Doméstica", con esa domesticidad ni tan domesticada, ofrece un mundo donde letra y música pueden se completar en dispares pasajes desiertos y el Eixample, hombres con Síndrome de Peter Pan y estrellas exhaustas.
Liana Rocha
Con una sonoridad más pop, donde las guitarras y piano están bastantes presentes, Mas invita a un corto, pero evocador viaje. Canciones que en apenas tres minutos llevan a la melancolía, la picardía, la ironía y la alegría, con música que hace canturrear.
"Mística Doméstica", con esa domesticidad ni tan domesticada, ofrece un mundo donde letra y música pueden se completar en dispares pasajes desiertos y el Eixample, hombres con Síndrome de Peter Pan y estrellas exhaustas.
Liana Rocha
Roger Mas (V)
¿Qué puede tener de místico algo doméstico? El señor Roger Mas, escritor, poeta, cantautor y quien sabe que otras cosas, nos da algunas pistas en este quinto y último álbum en lo que va de su carrera (que deleita los oídos de sus fanáticos/as ya desde el 2005). Un trabajo precedido de premios y buenas críticas – nada nuevo en su galardonada carrera artística-, que además de entregarnos un amplio abanico de diferentes estilos como el folk, el pop o el rock, se encarga de mantener todo dentro de una atmósfera bastante local y personal. El disco, de 9 canciones, cuenta con letras que el mismo Mas a compuesto (salvo una excepción) en el idioma de su Solsona natal, inspirándose en sus cosas cotidianas e intimas y fusionándolas con unos sobrios y muy buenos arreglos musicales.
Francisco de la Maza
Francisco de la Maza
Roger Mas o cómo fusionar la ‘Mística’ con la ‘Doméstica’
No todo lo venido de un cantautor de provincias suena a ñoño y sensiblero. Si no, que se lo digan al solsoní Roger Mas. Con su quinto trabajo, el autor de "Les Flors del somni", "Casafont" o "dp" se nos presenta como un artista al que los autoritas grecolatinos, como Aristóteles, le darían el beneplácito sin dudarlo ni un instante. Razones sobran: nueve temas que dan forma a un opera perfecta, según los cánones clásicos, ya que de un modo coherente conjuga bajo una misma intención el fondo y la forma. Melodías minuciosas y trabajadas en diferentes géneros que van desde las reminiscencias folk, pasando por el rock, el blues y el pop melancólico, y que van de la mano de letras que concilian los aspectos más cotidianos con los metafísicos. Un cóctel de contrarios, pero no de contradictorios, que ya se anuncia en el título paradójico: "Mística Doméstica".
María Elena Vallés
María Elena Vallés
Roger Mas (III)
La canción contemporánea en manos de un orfebre de las letras catalanas, toma vida bajo el nombre de "Mística Doméstica".
Publicada en diciembre del 2005, la quinta entrega del músico y escritor catalán Roger Mas, tiene su repercusión en este 2006 colocándose dentro del gusto de la crítica musical catalana, consolidando el éxito de sus anteriores obras -premiadas por publicaciones locales como Enderrock y el periódico AVUI-.
Folk, rock, pop y un coqueteo con el tango, aderezan la obra de exquisitos arreglos, en la que la guitarra, el piano y la lírica son protagonistas.
Lulú Sánchez
Publicada en diciembre del 2005, la quinta entrega del músico y escritor catalán Roger Mas, tiene su repercusión en este 2006 colocándose dentro del gusto de la crítica musical catalana, consolidando el éxito de sus anteriores obras -premiadas por publicaciones locales como Enderrock y el periódico AVUI-.
Folk, rock, pop y un coqueteo con el tango, aderezan la obra de exquisitos arreglos, en la que la guitarra, el piano y la lírica son protagonistas.
Lulú Sánchez
Roger Más (II)
"Mística domèstica" és el darrer treball del solsoní Roger Mas. Després d’haver-se endut diversos premis Enderrock per treballs anteriors tals com "Casafont" o "Roger Mas & les flors en el camí de les serps i els llangardaixos blaus fluorescents cap a la casa de vidre de la Senyora dels Guants Vermells", el jove cantant presenta el seu cinquè disc.
A "Mística Domèstica" hi trobem una mescla d’estils més que destacable que va des del pop fins al rock pasant per d’ altres i molt variats gèneres musicals.
És un disc fresc i directe amb lletres iròniques que van molt lligades a les melodies en què es sustenten. Una proposta innovadora amb el segell de fàbrica del seu autor, Roger Mas.
Anna Sánchez
A "Mística Domèstica" hi trobem una mescla d’estils més que destacable que va des del pop fins al rock pasant per d’ altres i molt variats gèneres musicals.
És un disc fresc i directe amb lletres iròniques que van molt lligades a les melodies en què es sustenten. Una proposta innovadora amb el segell de fàbrica del seu autor, Roger Mas.
Anna Sánchez
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