sábado, 10 de febrero de 2007

VivaLaGuerra

Hacía bastante tiempo que no caía en mis manos un trabajo tan logrado y fascinante como el último de StandStill. Una de esas cosas que se mueven gracias al boca oreja antes de que el Mondo Sonoro los ponga en el merecidísimo número uno. Y es que por fin un grupo nacional hace algo realmente increíble, incluso me atrevería a decir memorable, recordándonos que sacar un disco no es una labor que pueda hacer cualquiera, si no algo fruto de la experiencia, en este caso de once años, y de una dura elaboración y maduración que trae como resultado un concepto. Y eso es lo que han alcanzado, recuperar la esencia del LP como concepto global, medido, estudiado, donde cada uno de los elementos que lo forman, ya sean acordes, letras, diseños o distorsiones, tienen un porqué, un argumento, que no deja sitio para un ápice de duda. Un planteamiento que por desgracia está en proceso de extinción en el panorama actual.

"VivaLaGuerra" es una llamada a la desorientación, una provocación, una metáfora del impulso artístico que lleva a crear algo que descoloque nuestros cánones. "VivaLaGuerra" es el punto de partida hacia nuevas formas de entender la música, una evolución pensada que ha traído la consecuencia genial de un giro inesperado en la trayectoria de StandStill, grupo de Barcelona que se habían convertido en un gran referente de sonidos cercanos al hardcore, pero siempre con su sello personal e indiscutible. Quizás este punto haya despertado las iras de algunos que ven los cambios con desconfianza. Pero las trayectorias nunca están marcadas, y salirse de la línea del automatismo, en ocasiones tiene resultados tan impactantes como este.


Un blanco impoluto contrasta con un título tan sangriento en el mejor sentido. Un envoltorio desconcertante teniendo en cuenta todo lo que engloba en su interior. Abrir el CD de StandStill es como abrir la caja de Pandora donde todo surge con una naturalidad, una fuerza y una locura desenfrenada. Aquello que nadie se atrevió a contarte, ellos te lo dejan caer de un modo sobrenatural. Y empiezas a ojear el folleto y toda esa paz desaparece dando lugar al grito: "VivaLaGuerra", al que diferentes artistas plásticos decidieron unirse e interpretar y reinterpretar acompañando visualmente la explosión de sonidos. Contrastes como definición: paz y guerra, silencio y ruido, susurros y gritos, acordes y desacordes, la lucha de los contrarios que nos recuerda aquello de que los polos opuestos se atraen. Y esto supone sólo el comienzo…


“Un, dos, tres…” se abre el telón… Varias notas suaves salen de una guitarra, y una voz distorsionada, grave y melancólica comienza a cantar, aunque preferiría decir recitar, una intro que nos mete despacio en una atmósfera extraña, fantástica. Tres golpes de un timbal propio de una tribu africana e inesperadamente y con una continuidad aplastante, StandStill nos planta en su campo de batalla, ya estamos en la guerra, y respondiéndose a ellos mismos nos sueltan un rotundo: “romper un silencio así no tiene perdón”, frase que se convertirá en un himno entre los oyentes y en un enclave fundamental en el resto del disco. La batería se desata y las letras se suceden a través de una voz de esas que realmente enganchan, la de Enric Montefusco, líder indiscutible de la banda. Conjunción perfecta de múltiples instrumentos, coros, mezclas… que nos regala un ritmo trepidante y un sonido con una personalidad inclasificable que te recuerda a todo y nada a la vez. Influencias sonoras variopintas entremezcladas con una creatividad sin límites. Infinitos matices que pulen la esencia del disco. Pero sobre todo unas letras desgarradoras, poéticas, que recuerdan a la generación beat. Un Ginsberg, o un Kerouac, las podrían haber escrito si hubiesen nacido en esta época. Textos que hablan de cosas, a veces banales a veces trascendentales, pero que en definitiva nos hablan de nosotros, de vosotros y sin duda de ellos, del hoy en día, del presente. Letras reales y tangibles. Irónicas, sarcásticas pero a la vez con una profundidad y una honestidad que incluso puede resultar molesta. Por supuesto, obra absoluta del mencionado Enric. Como curiosidad, un detalle que te introduce en su personal visión: el con las letras se encuentra escondido, hay que buscarlo.

Sin duda es un disco que ha de escucharse de principio a fin, olvidándonos de programar una “sesión aleatoria”, por que cada canción es producto y consecuencia de la anterior, de tal manera que se van respondiendo unas a otras, como si de una discusión se tratara, donde a veces se alza el tono para dar notoriedad, y otras se susurra para que te cueste escuchar con claridad, para tener que acercarte más y darle una intimidad sobrecogedora. Y así es como StandStill van manteniendo una conversación con la gente que ha decidido escucharlos, un diálogo dinámico donde el tedio dejó de existir para dar paso a ese tipo de cosas que realmente emocionan, enganchan. Aunque es curioso que ellos afirmaran en alguna entrevista que el disco no fue construido como tal diálogo, lo cierto es que la mayoría de gente que se ha introducido en él, caen en la cuenta de esa continuidad. Lo cual les otorga mayor

Pero, como todo en la vida, hay un final, y desde luego el escogido roza la perfección. El último tema La mirada de los mil metros es sencillamente genial. Una melodía pegadiza con un ritmo acelerado por debajo. Empieza de una forma normal en su característica normalidad: “Es la ocasión ideal para hablar de verdad…”, el final de todas las cosas, cerrar dejando una rendija por donde se cuele la luz que no oscurezca todo. Pero una vez inmersos en el tema, un intermedio surrealista con un piano desconcertante, nos avanza que algo va a estallar, que todavía no está todo perdido en esta personal guerra, que el final se hará de rogar; y así es, el tema se extiende, reflexiona “cual es si es la distancia entre la amistad y la infinita complicidad”, explota “desconcierto existencial”, levita “necesito aire, aire, aire”, y comienza a despedirse, pero todavía no se marcha, y sigue, y redunda, hasta que por el bien cardíaco general, la intensidad emocional baja un poco: “estaría muy bien” con un coro épico de fondo, y concluye, y se cierra, entre risas, aullidos, notas de un piano, sonidos de gramola, y el ansiado SILENCIO.
Standstill sin duda se han reinventado de una extraordinaria manera. Muchas bandas deberían tomar ejemplo de lo que se trata la evolución y el cambio. No sólo es una cuestión de idioma (en anteriores discos cantaban en inglés), si no de autenticidad y lógica musical. Si a todo le esto y a lo dicho antes le sumas que se han editado ellos mismos el disco (“Buena Suerte”) y que el 9 de marzo harán la presentación oficial del mismo en Barcelona con un espectáculo teatral (“1,2,3”) sólo me queda hacerles una reverencia y rezar para conseguir una de las invitaciones a tal evento.


Ceci.Díaz

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hay veces que nos olvidamos que los comentarios que realizamos son sobre una obra musical. Tras leer el tuyo sigo ignorando a qué suena el disco, que estilo es dominante y cómo están construídas las canciones. Tambien ignoro casi todo sobre Standstill, exceptuando que tienen este disco en el mercado

Unknown dijo...

Hay veces que olvidamos que los comentarios que hacemos hacen referencia a una obra musical. Tras leer el apasionado texto que dedicas a Standstill sigo sin saber qué música hacen, a qué suenan (no si son intensos -cosa que cabe decir de AC/DC y Tom Waits por ejemplo-) y que historia tiene la banda.