Este no es el documental de uno de los festivales más importantes del rock en el mundo. Este es mas bien un retrato del espíritu del lugar que ha albergado durante 30 años la reunión masiva del sentimiento más apasionado de la música de su momento.
Digamos que es un homenaje al alma y hábitat de la fiesta. Un hábitat en el que muchos imposibles dejan de serlo. Euforia por la música, manifestaciones de causas diversas, drogas, alcohol, nudistas, jesucristos carcando su cruz, enfrentamientos con la policía, resaca, más euforia y vuelta a empezar.
Todo como si Julian Temple, director del documental, se hubiese visto ante un montón de fotografías familiares, de esas que desbordan un álbum de familia y entre las que quizá haya algunas que no digan mucho o no sean tan buenas, pero que da pena tirarlas por que pudiera quedarse en el olvido una pequeña migaja de la historia.
Si por error esperas ver algunos de los mejores momentos musicales que se han vivido en el escenario –que pueden llegar a ser cientos debido a la calidad de estrellas que lo han pisado a lo largo de su historia- se recomendaría no ser tan optimista. Son apenas unos pequeños guiños de esas imágenes las que se van repartiendo a lo largo del documental.
Poco en los escenarios, casi nada detrás de ellos. Fragmentos de canciones de David Bowie, Morrisey, Radiohead, Björk, Coldplay, Chemical Brothers, The Wailers y en milésimas de segundo James Brown. Pero estos toman menos tiempo que lo que, por ejemplo, se tomó para las escatólogicas imágenes que acompañan la entrevista del equipo que limpia la mierda de los baños portátiles que sirven al festival.
De acuerdo con que lo maravilloso de la música en vivo se debe en gran parte al sentimiento de las miles de almas que se reunen para escucharla y como homenaje a ello este documental cumple su cometido. Sin embargo la cantidad de imágenes rallan en lo excesivo, al grado que algunas de ellas dan la sensación de ya haberse visto minutos antes.
Un buen documento para los que siguen los pasos de la prestigiada carrera de Temple (tanto en cine documental como en videoclips) y para los gruppies de los eventos festivaleros a quienes quedaría recomendarles trabajos anteriores sobre este festival como: "Glastonbury Fayre" (de Peter Neal), "Glastonbury the Movie" (de William Beaton, Robin Mahoney y Matthew Salked) y "Glastonbury Anthems" (recopilación de algunas de las presentaciones más memorables en la prolongada historia del festival).
Lulú Sánchez
Documental: Glastonbury
Director: Julian Temple
miércoles, 28 de febrero de 2007
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2 comentarios:
Excelente, incluída la mención al quizás excesivo metraje del documental, aunque, todo hay que decirlo, es más fácil emborracharse en una licorería que en un desierto.
Puestos en plan pejiguero, quizás no hubiese estado de más significar que no se utiliza ningún recurso gráfico para indicar quien o quienes hablan o actúan, algo que debe saber de antemano quien guiado por tu comentario se ponga a ver el documental. Pero lo dicho, es ponerse pejiguero.
Perdón, con la emoción se me había olvidado objetar que el comentario es más largo de lo solicitado, por lo que corres el rioesgo que el editor corte por donde más duele. Se que más o menos sólo te has excedido en 6 rayas, pero por ejemplo esto hubiese supuesto que tu mención a los trabajos de Temple, que contextualizan Glastonbury dando más información al lector, hubiesen desaparecido del texto. Siempre has de pensar que el mal editor corta por abajo,como aquellos cortes de pelo en los que un cazo situado sobre la cabeza del afectado señalaba aquello que sobraba.
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