¿Quién dijo que las segundas partes nunca fueron buenas? Menos mal que el azar estaba de nuestro lado y los números eran mágicos, por que nos cayó el gordo (y esto también va con segundas) y de la Razzmatazz salimos todos ganando, por lo menos en felicidad.
Me imagino que no por arte de magia, sino por el arte del trabajo y el amor al arte, The Magic Numbers nos enamoraron desde el primer minuto, haciéndonos vibrar y cantar como locos con su espectacular sonido en directo. Una grata sorpresa en todos los sentidos. Estéticamente son un shock, desde luego, yo no me los imaginaba así: melenudos, regordetes y entrañables, una mezcla entre el más puro estilo hippie y la pasión del heavy metal (difícilmente me podré olvidar de la fuerza que desprendía la bajista meneando sus rizos cual posesa por el escenario). Algo sin duda, difícil de explicar (me recordaban por momentos a la Creedence), pero gratificante a la vez, ya quedan pocas bandas que den nula o escasa importancia a su imagen. Y es que lo que verdaderamente importa de los números mágicos es la perfección de su sonido, y su gran calidad como músicos individuales (la melódica me cautivó totalmente), y como grupo en general. Si incluso las baladas, que a más de uno podía darle algún tipo de pereza, pusieron los pelos de punta. Desplegaban toda una variedad de juegos vocales, que sentidos en vivo, tan bien logrados, emocionaban realmente: Love´s a game con una memorable letra, o un tema tan redondo como I see you, you see me.
Esta banda llegada del Reino Unido, editan su álbum debut en el 2005 con su mismo nombre: The Magic Numbers. Un LP fresco y diferente, que apasiona a la crítica londinense. Un aglutinación de diferentes esferas del pop de los 60´s, el country, el folk e incluso el soul, con influencias que van desde The Carpenters, Buffalo Springfield, The Mama's and The Papa's hasta Marvin Gaye. "Those the brokes", su segundo álbum, no caló tan hondo, pero continúan sin perder esa esencia del flower-pop envolvente y por momentos nostálgico, que escuchado en directo tiene la gran fuerza y atracción de dejarnos a todos con una sonrisa plantada en la cara por largo rato. Pero no todo es tan soft como se podría suponer, temas como el de apertura Mornings Eleven o su single de debut Forever Lost que cantamos todos al unísono, nos meten el ritmo en el cuerpo y en directo suenan muchísimo más cañeros que en el disco. Allí bailó, saltó y cantó hasta el más paradito. Y por supuesto, no nos cansamos de aplaudir.
Si es que a estas dos parejas de hermanos: Romeo (voz y guitarra) y Michel Stodart (bajo); y Angela (melódica y teclados) y Sean Gannon (batería), sólo hay que verlos en escenario dándolo absolutamente todo y pasándoselo mejor que bien, animando al público en todo momento, y regalándonos temas. Desde Belle & Sebastián no se había visto en el escenario un sonido tan melódico, nostálgico, y especial a la vez.
El final, como era de suponer, fue primero espectacular, dos temas reservados en la trastienda para encandilarnos más, y después, la vuelta de la magia de los números, con un tercer y último tema: Wheels on fire, en el que amablemente nos preguntaban “Why don´t you say goodbye?”. Prefiero decir un hasta pronto…
Ceci Díaz
Me imagino que no por arte de magia, sino por el arte del trabajo y el amor al arte, The Magic Numbers nos enamoraron desde el primer minuto, haciéndonos vibrar y cantar como locos con su espectacular sonido en directo. Una grata sorpresa en todos los sentidos. Estéticamente son un shock, desde luego, yo no me los imaginaba así: melenudos, regordetes y entrañables, una mezcla entre el más puro estilo hippie y la pasión del heavy metal (difícilmente me podré olvidar de la fuerza que desprendía la bajista meneando sus rizos cual posesa por el escenario). Algo sin duda, difícil de explicar (me recordaban por momentos a la Creedence), pero gratificante a la vez, ya quedan pocas bandas que den nula o escasa importancia a su imagen. Y es que lo que verdaderamente importa de los números mágicos es la perfección de su sonido, y su gran calidad como músicos individuales (la melódica me cautivó totalmente), y como grupo en general. Si incluso las baladas, que a más de uno podía darle algún tipo de pereza, pusieron los pelos de punta. Desplegaban toda una variedad de juegos vocales, que sentidos en vivo, tan bien logrados, emocionaban realmente: Love´s a game con una memorable letra, o un tema tan redondo como I see you, you see me.
Esta banda llegada del Reino Unido, editan su álbum debut en el 2005 con su mismo nombre: The Magic Numbers. Un LP fresco y diferente, que apasiona a la crítica londinense. Un aglutinación de diferentes esferas del pop de los 60´s, el country, el folk e incluso el soul, con influencias que van desde The Carpenters, Buffalo Springfield, The Mama's and The Papa's hasta Marvin Gaye. "Those the brokes", su segundo álbum, no caló tan hondo, pero continúan sin perder esa esencia del flower-pop envolvente y por momentos nostálgico, que escuchado en directo tiene la gran fuerza y atracción de dejarnos a todos con una sonrisa plantada en la cara por largo rato. Pero no todo es tan soft como se podría suponer, temas como el de apertura Mornings Eleven o su single de debut Forever Lost que cantamos todos al unísono, nos meten el ritmo en el cuerpo y en directo suenan muchísimo más cañeros que en el disco. Allí bailó, saltó y cantó hasta el más paradito. Y por supuesto, no nos cansamos de aplaudir.
Si es que a estas dos parejas de hermanos: Romeo (voz y guitarra) y Michel Stodart (bajo); y Angela (melódica y teclados) y Sean Gannon (batería), sólo hay que verlos en escenario dándolo absolutamente todo y pasándoselo mejor que bien, animando al público en todo momento, y regalándonos temas. Desde Belle & Sebastián no se había visto en el escenario un sonido tan melódico, nostálgico, y especial a la vez.
El final, como era de suponer, fue primero espectacular, dos temas reservados en la trastienda para encandilarnos más, y después, la vuelta de la magia de los números, con un tercer y último tema: Wheels on fire, en el que amablemente nos preguntaban “Why don´t you say goodbye?”. Prefiero decir un hasta pronto…
Ceci Díaz
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