viernes, 26 de enero de 2007

Poniendo música a poemas de lo cotidiano

No nos engañemos, en el mundo de la música hay gente que es popular porque se lo ha currado durante muchos años, gente que es buena pero nunca será popular y gente que sin ser buena es popular, gracias a diversas circunstancias.

No sabría en que categoría situar a Carla Bruni. Porque sin ser mala está en las grandes tiendas de disco por razones extra musicales y además en la sección de pop/rock, cuando su música dista mucho de la que puedan hacer, El Canto del Loco, Madonna o Red Hot Chilli Peppers, y sin embargo está a su lado. Si está en estas secciones es por sus anteriores trabajos, me refiero al de modelo internacional, y no al de su primer disco “Quelqu'un m'a dit”.

Y es que Carla Bruni, con una voz ronca, un sonido acústico y unos ritmos cercanos al blues, al folk y a la balada de algunos grupos rock ha conseguido entrar a formar parte de la categoría de importantes estrellas de la música y se ha situado en lo alto de las listas de los más vendidos, pese a no ser carne de 40 Principales.

Es raro pensar que una discográfica apueste tan fuerte por una joven cantautora, que canta en francés, como lo hacía en su anterior LP, donde la mayoría de canciones hablaban del amor, la soledad y cosas de lo más mundanas. Con “Quelqu'un m'a dit” Carla Bruni quiso decirle al mundo que una cara bonita tiene sus sentimientos y un estilo personal. Muchos se quedaron sorprendidos por la gran capacidad de creación que tenia esta joven, obviando que fue criada por una madre pianista y un padre cantautor.

Al irle tan bien su debut, en el 2002 decidió no esperar mucho tiempo para sacar su segundo trabajo, pero claro, la inspiración no puede ir al ritmo del mercado, así que como aun no tenía (o tal vez sí y no ha querido explotarlas tan rápido) nuevas letras, este año ha publicado un disco con letras de otros. Su título: “Promises”.

Aunque no son desconocidos, los letristas que están detrás de su nuevo disco se ajustan a los gustos de la ex modelo, ya que vuelve a incidir en los temas más cotidianos, además del amor. William Butler Yea, Emily Dickinson o Dorothy Parker, son algunos de los autores de estos poemas a los que Carla Bruni ha puesto música y los ha recitado con su voz peculiar. Seguro que ahora las librerías se llenaran de libros de estos literatos, porque realmente sus versos suenan de maravilla con ese tono acústico, ese piano, esa guitarra que, entre otros instrumentos desenchufados acompañan a la suave voz de Carla Bruni. Todos estos poemas se ajustan al gusto de la cantante, ya que vuelve a incidir en los temas más cotidianos, además del amor.

Las letras ajenas, no es el único cambio de este “Promises”, la artista ha abandonado el francés de su primer disco, y ahora decide cantar en inglés, una decisión que algunos leen como una manera de vender más en el mercado internacional y así abrirse las puertas al mercado anglosajón, mientras sus más fieles seguidores dicen que se debe a que es para respetar el contenido original de los autores de estos breves poemas.

En la parte de pros y contras del disco se encuentra solo el detalle del ritmo monocorde de las melodías de todas las canciones, que para bien o para mal, hace que el disco suene igual aunque no se escuchen las canciones en su debido orden. Para amantes de la música de ambiente, las baladas y las letras profundas “Promises” es un gran disco, para gente que le pide a un artista variedad de estilos, estas promesas de Bruni pueden resultarles aburridas. Pero todos deben admitir que la ex modelo ha subido un nuevo escalón para colocarse entre los pesos pesados de la música contemporánea.


Joan Colás

2 comentarios:

Unknown dijo...

Venga, vamos a jugar a ser brutos:

Este disco es un producto tan milimetrado como los tornillos que ajustan el buje de una hélice. La maniobra para situar a una belleza lánguida en el terreno de los intelectuales, cosa que ya se muestra en la portada donde se la ve leyendo en una posición imposible, es un recurso sobado yhasta cierto punto machista. ¿Porqué dudar de la capacidad intelectual de una belleza?

En fin, huele tanto a mercadotecnia que me resulta difícil acercarme al disco creyéndome a la artista. Y no necesito creerme a Kilye Minogue (me propone diversión a secas), pero sí a una admiradora de la poesía británica del XIX)

Magí Torras dijo...
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